La OCDE, la SEP y los maestros mexicanos

17 Junio, 2009 - 17:01
CREDITO: Eduardo Andere

Tenemos un serio problema cultural. El martes pasado la OCDE presentó en México el “Estudio internacional sobre enseñanza y aprendizaje” (TALIS por su sigla en inglés).

Tenemos un serio problema cultural. El martes pasado la OCDE presentó en México el “Estudio internacional sobre enseñanza y aprendizaje” (TALIS por su sigla en inglés).

La presencia de Gurría y Schleicher, quienes entregaron a Lujambio, secretario de Educación Pública, una copia del estudio, revistió el evento de formalidad y visibilidad mediática. Lo importante, sin embargo, es leer el documento y entresacar lecciones para México.

Independientemente de consideraciones técnicas respecto de la muestra, si está suficientemente estratificada como para hacer inferencias de toda la población escolar secundaria, o si las preguntas y respuestas del cuestionario son transferibles a través de culturas, o si los encuestados reflejaron la realidad o padecieron del “síndrome de aceptabilidad o deseabilidad social”, las lecciones de TALIS deben leerse e interpretarse a la luz de los resultados de otros estudios.

Para empezar, uno debe tomar con mucha cautela este tipo de comparaciones por una infinidad de razones metodológicas y culturales.

Dicho eso, además de que la lectura de TALIS es muy divertida, en algunas ocasiones coincide con lo que otros informes sugieren respecto de la figura cultural y educativa del mexicano.

Y como estamos metidos de lleno en esto de la calidad educativa -cualquier cosa que signifique- y de la mejora de los aprendizajes, no está por demás hurgar sobre los rasgos culturales y su relación con el aprendizaje.

En otras ocasiones he defendido, quizá sobre los hombros de Octavio Paz y otros estudiosos del mexicano, que el dibujo cultural del mexicano se contrapone a los postulados de la ciencia del aprendizaje. TALIS, como PISA, y otros estudios, parecen confirmar esta hipótesis.

Decimos que somos muy felices pero a la vez estamos repletos de ignorancia, flojera, informalidad, irrespetuosidad, desconfianza y cinismo. Nos importan mucho las Ciencias y las Matemáticas; decimos que estudiamos o leemos más que los finlandeses, coreanos, australianos, neozelandeses y japoneses pero obtenemos el último lugar del club OCDE en las pruebas de aprendizaje.

De acuerdo con TALIS ahora resulta que por mucho nuestras secundarias alojan a los maestros más faltistas, más tardistas (llegadas tardes a la escuela), con menor nivel de estudios (junto con Islandia) y menos preparados pedagógicamente.

Además, nuestras escuelas secundarias también, por mucho, reciben a los estudiantes más tardistas, más faltistas, que más relajo echan en clase, que más engañan y que son más groseros, irrespetuosos (junto con Polonia) y vandálicos.

Por si fuera poco TALIS nos dice que, comparado con los otros 22 países de la muestra, las secundarias mexicanas alojan a niños-jóvenes, que más roban, que más intimidan a otros estudiantes y a sus maestros, que más golpean a sus compañeros y que más usan o poseen drogas.

Paradójicamente, y según TALIS, los maestros mexicanos son los que en promedio reciben más días de desarrollo profesional, que más deseos tienen de participar en programas de desarrollo profesional (junto con Brasil), pero que, según ellos, tienen poca necesidad de hacerlo (por debajo del promedio de países encuestados) y que, por ser muy costosos, no lo han hecho más.

Además, nuestros maestros de secundaria enseñan en escuelas donde se hace más evaluación académica (junto con Corea y Malasia), y donde los directores los retroalimentan más a partir de sus evaluaciones (junto con Malasia). ¡Vaya inconsistencias!

Hay mucho en TALIS que está desorbitado, pero también hay mucho en el chip cultural del mexicano que está desajustado.  

eandere@eleconomista.com.mx

El texto original fué tomado de aquí.

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