Tabletas SEP: impacto ambiental


http://ladobe.com.mx/2014/09/tabletas-sep-impacto-ambiental/

Luis Felipe Lomelí

@Lfelipelomeli

I. Una cena con el ex-Secretario

El “Güero” hablaba maravillas de su proyecto: darle una laptop a todos los niños de este país. Decía que era el gran avance para la educación y que su producto era mucho mejor que el que proponía la competencia, “ese señor que se dedica a los teléfonos”. Las personas reunidas en aquella casa de San Pedro Garza García, Nuevo León, hace 6 años, escuchaban con interés y todo iba muy bien hasta que su infame servidor hizo una pregunta:

–¿Cuál es la vida media de los equipos?

–¿Qué?

–Todas las computadoras, tanto por hardware como por software, tienen una vida media estimada. Si la vida media de sus laptops es de tres años, por ejemplo, significaría que todo niño mexicano (suponiendo que trata excelentemente su máquina y no se moja ni se rompe ni se la roban) necesitaría 4 laptpops desde que inicia la primaria hasta que termina la preparatoria y entonces, si decide estudiar una carrera, necesitará otra más. ¿Cuál es la vida media de los equipos que usted propone?

El “Güero” se puso colorado y respondió un galimatías para terminar diciendo que no sabía cuál era la vida media de las laps. Entonces yo hice la siguiente pregunta que me importaba:

–Ante tal cantidad de desechos electrónicos, muchos de ellos peligrosos, como las baterías, ¿ya se tiene pensado algún programa nacional de manejo de residuos?

Fue el acabose. Las personas de los diferentes medios de comunicación ahí reunidos no soltaron el tema hasta que la anfitriona decidió que la cena ya estaba lista. Y, por supuesto, al “Güero” no se le bajó lo colorado hasta después del postre.

II. Las tabletas SEP

“No, pues no sirven pa’ gran cosa pero pa’ los niños están bien. Tienen un Android que ya está obsoleto y, a lo más, les van a durar dos años: ¡y eso si no las rompen!”, me dijo hace unos días un verdadero experto; es decir, el dueño de un local en la Plaza de la Computación en Puebla, ahí donde por todos lados se anuncia la venta de fundas protectoras para “Tabletas SEP”. Dos años de vida media, haga usted sus cuentas de cuántas necesita cada niño para su educación, luego multiplique por la cantidad de chamacos del país y por el peso de cada tableta y tendrá las toneladas de basura electrónica. Este pasado 18 de agosto se entregaron 709 mil 824 tabletas.

Y se anunció con bombo y platillo. Tabletas para profesores y para estudiantes de quinto grado de primaria en los estados de Colima, Puebla, Estado de México, Sonora, Distrito Federal y Tabasco. La versión corregida y aumentada de las computadoras que se entregaron el año pasado.

No tengo idea de quién fue el que ganó el contrato a fin de cuentas (el “Güero”, el “señor que se dedica a los teléfonos” o alguien más) pero es lo que menos importa. Importa el impacto ambiental de una idea que, en el mejor de los casos, parece tomada sólo con la emoción crédula de que toda nueva tecnología es mejor, importa que es un gran negocio e importa, por supuesto, el impacto real que puede tener esto en la mejora de la educación.

Ahora abordaré el primer punto y, la próxima semana, los siguientes. Así que si usted es profesor, agradecería muchísimo sus comentarios para nutrir la siguiente entrega.

III. Impacto ambiental

Calcular el impacto ambiental de cualquier producto, su huella ecológica, siempre es sumamente complicado pues hay que tomar en cuenta y evaluar todos los procesos que intervienen en la fabricación, distribución, uso y desecho del mismo. Para el caso de una planta de jitomates para autoconsumo que sembramos en el jardín de la casa o en una maceta, es “simple”: tomamos el espacio de tierra que ocupa, sumamos los litros de agua que usamos para regar, los fertilizantes e insecticidas (si es que los usamos) y su impacto a la salud (años que tardan en degradarse, contaminación de agua y suelo, etc…) y, básicamente, ya está.

Pero si usted es ligeramente quisquilloso ya se andará preguntando cómo sumamos metros cuadrados de tierra con litros de agua con impacto de fertilizantes. Es decir, cómo carajos suma uno tunas con pitayas. Más aún, ¿no habría que restarle el impacto positivo pues una plantita genera oxígeno? Pues sí, también. ¿Y cómo se hace eso?

Ergo, en el mejor de los escenarios, de continuarse este programa de la SEP aumentaría la huella ecológica que generan los niños mexicanos al estudiar al doble cada dos años

El estándar es convertir todos los impactos (tierra, agua, contaminación de fertilizantes e insecticidas, etcétera) a kilogramos equivalentes de CO2. Y, dado que en el proceso de la fotosíntesis la plantita convierte CO2 a oxígeno, entonces es fácil restar el impacto positivo al negativo. ¿Cierto?

Pero si usted es un poquito más quisquilloso ya andará pensando que el oxígeno que produce su planta de jitomates no alivió la reacción alérgica que causó el insecticida en su hijo: tuvo que ir a comprar una medicina y demás (y habría que sumar la huella ecológica de la medicina desde su producción, distribución y desecho, pues difícilmente se la terminará toda y habrá que tirarla). Dicho de otro modo, lo que restamos como impacto positivo no necesariamente se resta en la vida real.

Ahora bien, la plantita de jitomates es un caso simplísimo, trate de imaginar cómo diablos se calcula la huella ecológica o el impacto ambiental de una tableta, incluyendo el impacto que produce la minería para obtener cada uno de los componentes (como el oro, que utiliza harto cianuro en su proceso, y ácidos como los que recién se derramaron en Sonora), los procesos para la obtención de petróleo y la fabricación de los plásticos que lleva la tableta (y sus consabidos desastres como del de Deepwater Horizon o el reciente de Nuevo León), el impacto de la generación de energía eléctrica que consume (presas, termoeléctricas, etcétera) y, por supuesto, el impacto de sus desechos (¿se incineran, se entierran, cuánto se puede reciclar, qué se hace con los metales pesados, etcétera?).

Como se podrá imaginar, el asunto no es trivial, pues en cada uno de los pasos: 1) las compañías pueden omitir información relevante que es casi imposible de verificar en esta era de la globalización donde los insumos de los componentes vienen de muchísimos lugares del orbe, 2) muchos de los procesos, como el oxígeno que genera su plantita de jitomates y la reacción alérgica de su hijo, no son equiparables en la realidad y 3) muchos de los impactos son imposibles de medir a priori o son irreversibles y se desechan como externalidades (costos que no paga ni el cliente ni el productor pero sí la comunidad donde se dieron: por ejemplo, la minería a cielo abierto que, literalmente, arrasa con los cerros). Así, incluso si ya se contara con un programa nacional de manejo de residuos electrónicos que sea eficiente y eficaz para atender a todas las poblaciones donde se regalaron las tabletas, no podemos saber cuál será el costo ambiental real esta iniciativa de la SEP.

Yo auguro que no es nada halagüeño.

¿Por qué? Los promotores de las tabletas y libros electrónicos nos dicen que la huella ecológica de estas tecnologías es mucho menor a la de los libros y libretas tradicionales porque en una tableta puedes guardar miles de libros y miles y miles de archivos de notas. Y es cierto. Pero ninguno de estos promotores toman en cuenta la vida media de la tableta. Supongamos que son dos años, como dice el vendedor de la Plaza de la Computación, ¿cuántos libros en promedio usa un niño de primaria?, ¿cuántas libretas? Seamos optimistas: utiliza 20 libros y 10 libretas un niño en quinto y sexto año de primaria. Si esto fuera así, en el mejor de los escenarios, la huella ecológica de las tecnologías tradicionales es menor a la mitad de la huella ecológica de usar tabletas.

Y digo el mejor de los escenarios pues estos números implican que sí haya un manejo de residuos al último grito de la moda. Y el mejor de los escenarios porque los alumnos utilizan más libros y libretas de los que en realidad usan. Ergo, en el mejor de los escenarios, de continuarse este programa de la SEP aumentaría la huella ecológica que generan los niños mexicanos al estudiar al doble cada dos años.

Peor aún, la huella ecológica también debería de considerar una “huella social”. Es decir, los costos sociales (y políticos) que conllevan los procesos extractivos como la minería que se usa para obtener los insumos de los componentes de las tabletas y que, entre otras linduras, provoca desplazamiento de comunidades enteras y levantamientos armados: cuestión de revisar el listado de conflictos sociales que ha generado la minería en los últimos 15 años en este país. Habría que sumar también los costos a la salud en caso de que no se implemente, como es harto probable, un programa de manejo de residuos, y sus costos políticos, económicos y sociales asociados.

Un niño con su tableta nueva cada dos años. Todos los niños mexicanos con una tableta nueva cada dos años. Porque supongo que la idea de la SEP no es repartir tabletas sólo una vez en su historia sino que se convierta en una necesidad para cada alumno.

Aún así, después de lo dicho, vendrá quien defienda la iniciativa con eslógans de moda como “es indispensable modernizar la educación mexicana” y similares. Por eso, vuelvo a hacer la invitación a los profesores para que nos compartan sus experiencias con estas tecnologías y, así, la próxima semana abordar la cuestión del impacto educativo real que tienen.


Educación: la danza con el corporativismo


http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2014/09/10/980965

Carlos Ornelas

“Para bailar un tango se necesitan dos”, recita un refrán argentino. Nadie puede danzar un solo en ese ritmo, menos hacer tríos. Pero en la política se dan casos, aunque nunca den buenos resultados. Parece que el gobierno del presidente Peña Nieto quiere zapatear con el SNTE y con la CNTE, mas con una orquesta desafinada y conductores que pleitean por dirigirla.

Estoy convencido de que la intervención del gobierno para reformar la Constitución y promulgar nuevas leyes era un imperativo categórico si, como expresaron el presidente Peña Nieto y el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, el Estado quería retomar la rectoría de la educación. Mando que había perdido por décadas de concesiones al SNTE y a sus líderes. Las reformas legales representan un éxito del gobierno, pero no estoy seguro que el Estado se haya fortalecido.

Reformar la Constitución para establecer concursos de oposición habla de un Estado débil, no de fortaleza institucional. En ninguna parte del mundo se pone en la Carta Magna asuntos que deben quedar en estatutos administrativos o, cuando mucho, en leyes reglamentarias. A pesar de las reformas legales, el gobierno de Peña Nieto sigue dos ritmos que contrastan. Por una parte empuja por cambios institucionales: hace foros de consulta para modificar el modelo educativo y anuncia programas que, supongo, serán de beneficio para la educación, como más escuelas de tiempo completo y un fondo para mejorar la infraestructura educativa; también considero que realizó con cierto éxito el primer examen de oposición para el ingreso a la profesión docente, a pesar de los impedimentos de la CNTE y otras agrupaciones.

Mas, en sentido contrario, sigue danzando con el corporativismo. Lo hace al menos de dos maneras. Una, cultivando a los dirigentes formales del SNTE, que callados se dejan apapachar y han logrado mantener sus posiciones en los estados. Dos, negociando con la CNTE la aplicación de la ley. Esa ya no es una danza ordenada, asemeja al movimiento de una pirinola.

Esos bailes entre tres quiebran la regla básica del tango. Pero en el caso de las reformas en educación el asunto es peor. Se emparienta con la corrupción institucionalizada y perversa.

Un ejemplo del apapacho al SNTE es el crecimiento de los fondos para la nómina del magisterio. Lilian Hernández informó que el gobierno federal plantea un crecimiento sustancial para salarios a los trabajadores de la educación en 2015, que pagará la SEP a través del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (Fone), en vez de transferir los recursos a los estados. Para el ejercicio fiscal 2015, Hacienda solicita casi 38 mil millones de pesos adicionales a lo ejercido en 2014 (Excélsior, 7 de septiembre). Se suponía que con la recentralización del pago de los salarios en el gobierno central, se eliminarían dispendios, habría ahorros y no un crecimiento de 13% en la nómina.

Otro ejemplo de esa danza de millones. Resulta que Oaxaca es el tercer estado que recibirá más dinero del Fone, con más de 17 mil millones de pesos para pagar la nómina de los maestros de la Sección 22 del SNTE. Esto indica que la S22 y el gobernador Cué se salieron con la suya. Se están contratando casi mil nuevos docentes egresados de las normales que no hicieron el examen de oposición y se regularizará a los que ejercen con nombramiento provisional, la mayoría herederos o compradores de su plaza, como quería la CNTE.

Comienzo a dudar de que la reforma a la Constitución haya servido para recuperar la rectoría del Estado en la educación. La vena corporativa y corrupta continúa allí. El poder de los grupos del SNTE sigue; es más, tiende a perpetuarse.

Retazos

En el blog de Excélsior, el señor Alejandro Solís Olivares hizo comentarios a mi artículo de la semana pasada: “Si el Sr. Ornelas nos puede mostrar en qué país del mundo no existe siquiera una gota de corrupción le aplaudiré a rabiar”. Me temo que no me ganaré su aplauso. Nunca argüí que había países puros. No pienso que uno solo se salve de la corrupción; pero es cuestión de grados. Mi razonamiento, sin embargo, es que en México es un asunto institucional, basado en reglamentos que el gobierno, si quisiera, podría eliminar. ¡Y sí, la corrupción es un cáncer! Pero tiene cura.

*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana

Carlos.Ornelas10@gmail.com


Estudiar no asegura tener empleo: OCDE; reporte Panorama de la Educación 2014


http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/09/09/980761

El mercado laboral en México favorece más a aquellos con pocos estudios, advierte análisis.

Laura Toribio

Expertos de la OCDE recomiendan disminuir la demanda de trabajadores menos calificados para incentivar a los jóvenes mejor preparados en México.

CIUDAD DE MÉXICO, 9 de septiembre.- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aseguró que tener mayores niveles educativos en México no se traduce en evitar el desempleo.

De acuerdo con el reporte Panorama de la Educación 2014, el organismo destacó que el mercado laboral nacional favorece más que en otros países a aquellos con pocos estudios.

El documento del organismo internacional indica que mientras 64% de las personas con instrucción media superior en México están empleadas, en la OCDE el promedio es de apenas 55 por ciento.

Sin embargo, en el caso de las personas que cuentan con educación superior y están empleadas el promedio en la OCDE es de 83% y en el caso mexicano de 80 por ciento.

“Qué quiere decir esto, pues que el mercado laboral toma a los que tienen bajas capacidades y quizá encuentra más difícil integrar a los que tienen mejores niveles”, explicó Gabriela Ramos, directora del gabinete de la OCDE.

Según el estudio, en 2012 las tasas de desempleo fueron más altas entre los adultos con educación superior al ubicarse en 4.6%, que entre los adultos sin educación media superior, donde el porcentaje fue de 3.5.

Para Ramos, es necesaria una revisión del vínculo entre la educación y el mercado laboral, para disminuir la demanda de trabajadores menos calificados e incentivar a los jóvenes mejor preparados a encontrar trabajos bien remunerados.

“En la medida en que no abordemos el tema de la informalidad habrá un incentivo negativo a incrementar el nivel educativo de la población y no va a desaparecer.

“De la misma manera, si lo que está demandando el mercado laboral es un nivel educativo no tan elevado o lo está premiando menos, pues la productividad va a seguir siendo baja”, expuso.

El desempleo golpea más a los universitarios: OCDE

Recomiendan revisar nexo de vacantes y la educación.

Alcanzar mayores niveles educativos en México no se traduce en encontrar mejores trabajos. De hecho, a pesar de que los adultos mexicanos jóvenes han alcanzado niveles de educación más altos son más vulnerables al desempleo que generaciones pasadas

Así lo revela el Panorama de la Educación 2014, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que advierte que el mercado del trabajo en México favorece más que en otros países, a aquellos con pocos estudios.

Tan es así que las tasas de empleo entre los mexicanos tienden a estar por encima del promedio de la OCDE para personas con un nivel educativo por debajo de la enseñanza media superior, pero por abajo del promedio para personas con niveles más altos.

Es decir, mientras que el 64 por ciento de las personas con instrucción media superior en México están empleadas, en la OCDE el promedio es de apenas 55 por ciento; sin embargo, en el caso de las personas que cuentan con educación superior y están empleadas el promedio en la OCDE es de 83 por ciento, y en el caso mexicano de 80 por ciento.

Según el estudio, en 2012 las tasas de desempleo fueron más altas entre los adultos con educación superior al ubicarse en 4.6 por ciento que entre los adultos sin educación media superior donde el porcentaje fue de 3.5 por ciento.

“Qué quiere decir esto, pues que el mercado laboral toma a los que tienen bajas capacidades y quizás encuentra más difícil integrar a los que tiene mejores niveles”, explicó Gabriela Ramos, directora del gabinete y sherpa de la OCDE.

“Y luego nos preguntamos por qué la productividad laboral en México es baja y por qué la competitividad en México es baja y por qué el crecimiento es bajo, bueno porque aquí estamos teniendo incluso que los chicos que tienen un nivel de educación relativamente más alto pues tampoco son tomados por el mercado laboral para poder aprovechar esas capacidades”, acotó la experta al presentar los indicadores educativos del estudio para México.

De acuerdo con el reporte de la OCDE, en nuestro país, la brecha entre la educación y el mercado laboral es aún más marcada entre los adultos jóvenes de entre 25 y 34 años ya que 6.7 por ciento de los graduados de educación superior están desempleados y sólo 4.5 por ciento en ese rango de edad con educación por debajo de la enseñanza media superior no tienen empleo.

Hoy alrededor de 5.6 por ciento de las personas de 25 a 34 años con educación media superior están desempleadas en comparación con 3.2 por ciento de las personas, entre 35 y 44 años con el mismo nivel educativo.

En este contexto, Gabriela Ramos de la OCDE planteó que se debe hacer una revisión del vínculo entre la educación y el mercado laboral, a fin de disminuir la demanda de trabajadores menos calificados para incentivar a los jóvenes mejor preparados a encontrar trabajos bien remunerados.

“En la medida en que no abordemos el tema de la informalidad habrá un incentivo negativo a incrementar el nivel educativo de la población y no va a desaparecer, y de la misma manera si lo que está demandando el mercado laboral es un nivel educativo no tan elevado o lo está premiando menos, pues la productividad va a seguir siendo baja y seguiremos teniendo sectores con bajo dinamismo”, advirtió.

México tiene 10 años con 20% de ninis

Durante más de una década la proporción de jóvenes de entre 15 y 29 años que no estudian, ni trabajan (ninis) se ha mantenido por arriba de 20 por ciento en nuestro país.

Para 2012, de acuerdo con el Panorama de la Educación 2014 de la OCDE, a pesar de que se observó una reducción de 2.9 puntos porcentuales en la proporción de jóvenes que no encuentran en la educación ni en el empleo respecto de 2005, todavía 22 por ciento de los mexicanos en ese rango de edad se encontraban en dicha situación.

Esto coloca a México en la quinta posición entre los países de la OCDE con el mayor porcentaje de sus jóvenes sin estudiar ni trabajar sólo después de Turquía, España, Italia y Chile.

De acuerdo con el reporte, se trata además de una cuestión de género, ya que mientras que tres de cada diez mexicanas se encuentran fuera del sistema educativo y sin empleo, entre los hombres la relación es de uno de cada diez.

Al respecto Gabriela Ramos, directora del gabinete y sherpa de la OCDE señaló que un gran número de mujeres abandonan el sistema escolar para dedicarse al cuidado de su familia pues en México, la edad promedio a la que tienen su primer hijo, es apenas por encima de los 21 años

Entre los hallazgos del estudio de la OCDE sobre los jóvenes que no estudian ni trabajan se encuentran también que la proporción de este grupo aumenta con la edad; es decir, 17 por ciento de la población de 15 a 19 años, 23.6 por ciento de la de 20 a 24 años y 27.1 por ciento de la de 25 a 29 años.

Asimismo, mientras más alto es el nivel educativo, más baja es la proporción de jóvenes que no tiene empleo y no están matriculados en educación o formación. Por ejemplo, la cifra de jóvenes adultos con estudios por debajo de la educación media superior que ni estudian ni trabajan es de 24.9 por ciento, para aquellos con educación superior es de 16.9 por ciento y para los que cuentan con educación superior se ubica en 14.8 por ciento.

Sin embargo, se espera que solamente 47 por ciento de los jóvenes de hoy se gradúen de la educación media superior, mientras las tasas de deserción escolar siguen siendo altas.

La mayoría de los mexicanos tienen un nivel educativo bajo, pues 63 por ciento poseen un nivel de estudios por debajo de la educación media superior y sólo 37 por ciento han alcanzado al menos la educación media superior, uno de los porcentajes más bajos entre los países de la OCDE sólo después de Turquía.

El informe plantea, por ejemplo, que México es el único país de la OCDE donde se espera que los jóvenes de entre 15 y 29 años pasen más tiempo trabajando que estudiando.

Detalla que los mexicanos pasarán en promedio 6.4 años en actividades laborales y 5.3 años en educación. Esto es un año más en el trabajo que el promedio de la OCDE y dos años menos en educación.


No hay que leer primero, sino sólo saber leer


http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2014/08/17/no-hay-que-leer-primero-sino-solo-saber-leer

Los preescolares que para impresionar a los padres ofrecen enseñar a los niños a leer y escribir olvidan que no es la edad adecuada.

Todos los padres desean que sus hijos tengan las mejores oportunidades educativas, para que al crecer sean exitosos y cumplan con un proyecto de vida, de esta manera, en el afán por conseguirles ventajas, algunos padres pueden terminar encontrando exactamente lo contrario a lo que buscan.

Marco Antonio Delgado, experto en educación e infancia temprana de la Universidad Iberoamericana, indica que la competencia existente entre los preescolares privados puede generar un problema importante, pues para impresionar a los padres de familia, y con ello ganar nuevos alumnos, ofrecen en su publicidad volver bilingües a los niños, o que estos sabrán leer y escribir al terminar sus estudios de preescolar, ignorando que no es la edad adecuada para ello.

“Leer antes no necesariamente es leer mejor”, sostiene el experto, y afirma que a la presión y el control para que los niños lean y escriban desde temprana edad suele seguir un baja motivación para la lectura y escritura en edades mayores, además de ver a la escuela como un lugar de imposición y opresión, en vez de un sitio para la exploración y el descubrimiento.

En entrevista, el doctor Delgado explica que hay un gran número de investigaciones que demuestran que las decisiones de los padres suelen fundamentarse en el proceso que ellos mismos siguieron, por ejemplo hacer planas es escribir y decodificar su nombre es leer.

Por el contrario, en la actualidad se considera a la lectura y a la escritura como dos procesos de conocimientos complejos, que implican la posibilidad comunicativa de elaborar ideas propias y entender mensajes que son procesados cognitivamente, así las tareas tradicionales son insuficientes y desvían las tareas que podrían ser más relevantes para el desarrollo de habilidades significativas.

Esto puede ser explicado a través del trabajo de la doctora Emilia Ferreiro Schavi, quien por más de 40 años se ha dedicado al análisis de la educación.

¿LOS NIÑOS APRENDEN SÓLO CUANDO SE LES ENSEÑA?

Los niños aprenden en los más variados contextos y la escritura forma parte de su paisaje cognitivo desde muy temprano. Así, los niños de cinco años generalmente ya saben distinguir entre escribir y dibujar dentro del complejo mundo de representaciones gráficas presentes en su medio. A esa edad que llamen letras o números a todo lo que no es un dibujo no es crucial, es más importante saber que esas marcas son para una actividad específica, que es leer, y que resultan de otra actividad también especifica, que es escribir.

Los primeros acercamientos a la lectura o escritura empiezan en contextos reales donde se recibe la más variada información. Los niños tratan de comprender desde muy temprana edad diferente información, por ejemplo, la que reciben de envases, juguetes, prendas, alimentos; de manera más específica, cuando alguien les lee un cuento, les escribe su nombre o responde a sus preguntas.

A través de su desenvolvimiento cotidiano, comprenden cosas sin necesidad de que les sean explicadas. Por ejemplo, si alguien consulta el periódico para saber la hora y lugar de algún espectáculo, el niño indirectamente y sin pretender hacerlo está aprendiendo una función primordial: “la escritura sirve para transmitir información”, comenta la especialista.

Mientras que algunos argumentan que cierta edad marca la madurez para poder leer y escribir, continúa, otros fundamentan que hay pasos previos, como entender que existe un sistema que codifica los significados, que los signos son distintos entre sí y que hay mensajes específicos, y luego entonces es necesario que los niños descubran estos sistemas para poder llegar a la lectura y escritura.

Entonces, ningún niño de seis años que viva en condiciones de urbanismo, comienza la escuela primaria con total ignorancia respecto de la lengua escrita.

LA PRESIÓN DE LAS ESCUELAS

El experto del Departamento de Educación de la Ibero apuntó que no es adecuado que los preescolares enseñen a leer a los niños e informó que en países como Finlandia, la edad oficial para comenzar la enseñanza de la lectura y la escritura es de siete años.

En México el Artículo 3 constitucional marca que la educación básica y obligatoria comienza con tres años de preescolar. De acuerdo a las estadísticas de la Secretaría de Educación Pública, se ha alcanzado alrededor de 85% de asistencia en los niños de 4 y 5 años; sin embargo, para el especialista esta legislación se realizó sin mucha fundamentación, pues no cualquier preescolar necesariamente tiene la calidad y el enfoque que enriquece a los niños.

“En mi opinión, un sistema educativo que se proponga preparar niños para que estén sentados, callados y obedeciendo en la primaria es un sistema fallido. De hecho, la SEP en su programa de educación preescolar dice que en ese grado no se enseña a leer y a escribir, pues no es adecuado para la edad de los niños, factor que es ignorado por la competencia entre escuelas privadas”, aseguró.

Una alta motivación hacia el aprendizaje y el descubrimiento de las propias habilidades para aprender “implica hacerse preguntas, reunir información y analizarla, así como proponer ideas propias, muy lejos de las planas o la identificación del nombre propio”.

CONSEJOS

El doctor Marco Antonio Delgado recomienda a los padres de familia con hijos que asistirán a clases por primera vez (hoy inicia el ciclo escolar 2014-2015), explicar detalladamente a sus hijos sus nuevas actividades, la forma en que se estructura el día escolar, así como lo que se espera de ellos, pues los adultos suelen olvidar que los niños pequeños desconocen por completo lo que es una escuela.

Además, los padres deben estar al pendiente de acompañar a los niños en sus tareas y de la opinión que sus hijos tienen sobre el ambiente predominante en sus escuelas, lugares que se convertirán en el primer lugar de socialización para los infantes.

nelly.toche@eleconomista.mx


Favorece mercado laboral a gente con educación básica: OCDE


http://www.jornada.unam.mx/2014/09/09/sociedad/040n1soc

Laura Poy Solano
Periódico La Jornada
Martes 9 de septiembre de 2014, p. 40

México y Corea tienen las tasas más altas de desempleo de profesionistas

Es necesario impulsar una reforma laboral y revisar cómo se puede disminuir la demanda de trabajadores menos calificados, señaló Gabriela Ramos, directora de gabinete del organismo.

En nuestro país, el mercado laboral aún favorece más a quienes sólo han cursado estudios de primaria y secundaria, revela la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su Panorama Educativo 2014.

Únicamente México y Corea mostraron las tasas de de-sempleo más altas entre quienes cuentan con educación superior, con 4.6 y 2.9 por ciento, respectivamente, mientras para quienes sólo tienen formación básica fueron de 3.5 y 2.6 por ciento.

En videoconferencia desde París, Francia, Gabriela Ramos, directora de gabinete del organismo, aseguró que no sólo se debe mejorar la calidad del sistema educativo. Es necesario impulsar reforma laboral y hacer una revisión con el vínculo del mercado laboral y ver cómo se puede disminuir la demanda de trabajadores menos calificados, pues a mayor nivel educativo las tasas de desempleo son mayores.

Tras considerar que con la aprobación de la reforma educativa se han tenido avances impresionantes para alcanzar una mejor política educativa, advirtió que de no abordar el tema del trabajo informal este incentivo negativo a incrementar el nivel educativo de la población no va a desaparecer. Y si el mercado laboral demanda un mercado educativo no tan elevado, o lo está premiando menos, la productividad seguirá siendo baja.

A contracorriente de lo que ocurre en la mayoría de los países de la OCDE, las tasas de empleabilidad de quienes cursaron educación básica en México se mantienen en 64 por ciento, frente a 55 por ciento del promedio en el resto de naciones; pero alcanzan 72 por ciento en los que egresaron de bachillerato frente a 74 por ciento del promedio alcanzado por las naciones miembros. En educación superior son de 80 ante 83 por ciento.

A esto se suma que México sigue a la zaga entre los principales indicadores educativos evaluados en 41 naciones –34 de ellas miembros de la OCDE–, pues ocupa la última posición en la expectativa de quienes lograrán concluir su bachillerato o una licenciatura durante su vida, con 47 y 22 por ciento, respectivamente, mientras existen elevadas tasas de deserción en bachillerato y licenciatura.

Se mantiene entre las cinco naciones de mayor población que no estudia ni trabaja (ninis), con 22 por ciento, es decir, sólo se redujo 0.5 por ciento en comparación con 2010. Y si se considera el factor de género, por cada joven nini hay tres mujeres, quienes dejan de estudiar y laborar para atender tareas domésticas y el cuidado de los hijos.

Es un fenómeno, señala la OCDE, que se ha mantenido constante por más de una década con índices que superan 20 por ciento, sólo por arriba de Turquía, España, Italia y Chile.

El organismo multinacional estima que los jóvenes mexicanos de 15 a 29 años pasarán 3.3 años sin estar empleados o en la educación formal, el cuarto promedio más alto de las naciones miembros, sólo detrás de Turquía, España e Italia.

Además, las altas tasas de deserción de quienes cursan bachillerato nos ubican en las últimas posiciones de los países de la OCDE.

Se estima que 53 por ciento de los jóvenes de 15 a 19 años están matriculados en bachillerato, promedio únicamente por arriba del de Colombia y China, y 30 puntos porcentuales por debajo de la media del resto de las naciones.

Gabriela Ramos, quien llamó el paso de la muerte a la deserción de primaria a secundaria y hacia bachillerato, aseguró que el incremento en la matricula de este sector pasó de 42 a 53 por ciento del año 2000 a 2012. Sin embargo, reconoció que el tamaño del reto aún es enorme.

México es también el único país de la OCDE donde los jóvenes de 15 a 29 años pasarán más tiempo trabajando que estudiando, pues en promedio dedicarán 6.4 años a actividades laborales, frente a una media de 5.4 años; y 5.3 años en su educación y formación, cuando en la mayoría de las naciones desarrollada destinarán 7.3 años.

El abandono temprano de las aulas se mantiene como una característica del sistema educativo mexicano, pues sólo 62 por ciento de los jóvenes de 16 años está inscritos en bachillerato, cifra que desciende a 30 por ciento para quienes tienen 20 años y están en edad de cursar estudios universitarios.