Investigación y desarrollo tecnológico


http://www.jornada.unam.mx/2013/05/06/opinion/022a1pol

Iván Restrepo

Durante sus sexenios el señor Fox y el becario de Harvard presumieron el mayor gasto público en investigación y desarrollo tecnológico porque, dijeron, un país que no invierte en esos rubros está destinado a ser dependiente y a no utilizar racionalmente sus recursos naturales. Por ejemplo, la enorme riqueza en biodiversidad, codiciada por las trasnacionales farmacéuticas y químicas a fin de patentar y explotar comercialmente sus hallazgos. Ahora un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ofrece datos que muestran el grave retroceso que México tuvo en la docena trágica en investigación y desarrollo. Ya éramos los coleros en la OCDE en esos rubros, pero especialmente durante el gobierno del becario el retroceso fue aún mayor, pese a que hubo ingresos de divisas nunca vistas gracias al petróleo, el turismo y el envío de remesas de los paisanos desde Estados Unidos y Canadá. Y que se presumieron machaconamente grandes avances en lo económico, educacional, ambiental y social.

Ni el gobierno ni el sector empresarial gastaron efectivamente más en ciencia y tecnología. Estamos muy lejos de igualar lo que invierten Corea del Sur, China, Dinamarca, Alemania o Estados Unidos y que explican en muy buena parte sus éxitos económico-sociales. En México, en cambio, las medidas para incentivar la inversión privada en los renglones anteriores dejan mucho que desear. Se sigue el camino de importar tecnologías en vez de lograrlas internamente. Los centros de investigación trabajan con serias limitaciones presupuestales, hay desocupación entre quienes terminan sus estudios en universidades y centros tecnológicos, mientras falta personal capacitado en, por ejemplo, las áreas relacionadas con el medio ambiente, las energías no convencionales y la administración de los recursos naturales. Otro sector con desempleo es el de las ciencias agropecuarias, mientras urge una revolución productiva que permita obtener la autosuficiencia alimentaria y exportar cosecha con alta demanda internacional.

La OCDE señala que otro obstáculo importante para lograr un mejor desarrollo científico en México es el sistema educativo y la formación de especialistas en ramas relacionadas con la ciencia y la tecnología. Eso sólo se alcanza con apoyos financieros públicos y privados suficientes y con una educación de calidad que comienza en la primaria.

En el caso del medio ambiente y los recursos naturales las carencias son evidentes cuando el actual gobierno promete obtener el desarrollo sin deteriorar, buscando la sustentabilidad. Para ello se requieren cuadros preparados y con salarios decorosos, centros de investigación bien equipados y con los recursos suficientes para realizar sus trabajos. Y además, coordinando sus tareas con el sector público, el privado y la sociedad. Especialmente con quienes viven en regiones con alta biodiversidad.

Un renglón que muestra el error de no invertir en ciencia y tecnología es el de las fuentes alternas de energía: solar, eólica, geotermia, biogás. Quienes se dedicaban a esas áreas en varios centros de investigación hace 35 años, insistieron en esa época ante las instancias oficiales sobre de la necesidad de apoyar sus trabajos a fin de aprovechar las innumerables ventajas que México tiene para aprovechar dichas fuentes. Porque no contaminan, son renovables y no contribuyen al calentamiento global como los hidrocarburos. Se ignoraron entonces y después esas propuestas y quedamos rezagados a escala global. Hoy las trasnacionales energéticas sientan sus reales en México. En especial las de España donde, gracias al apoyo gubernamental, se logró avanzar en unas cuantas décadas en la materia al grado de sobresalir a escala mundial en generación eólica y solar. Aunque por erróneas políticas de planeación, incentivos fiscales y la crisis tiene ya problemas en su huerto solar.

Durante su visita a México, el presidente Obama habló de la ciencia y la educación como motores del progreso. Ojalá no lo olviden los funcionarios que lo escucharon y aplaudieron y hoy tienen bajo su responsabilidad la marcha del país en esos y otros rubros.

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