Chuayffet-Gordillo, historia de desencuentros


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SANTIAGO IGARTÚA
27 DE FEBRERO DE 2013

MÉXICO, D.F. (apro).- Desde que Enrique Peña Nieto designó a Emilio Chuayffet Chemor para dirigir la Secretaría de Educación Pública (SEP), lanzado el proyecto de una reforma educativa como el golpe inicial de la administración que comienza, Elba Esther Gordillo fue el blanco de sus alusiones en repetidas declaraciones para difundir la intención del Estado por “retomar la rectoría” de la educación.

Desde los medios de comunicación y el análisis de los expertos, Chuayffet estaba llamado a ser, una vez más, el opositor de la líder del SNTE, como parte del embate del nuevo gobierno contra ese sindicato en el marco del llamado Pacto por México.

De su historia dan cuenta las palabras de la propia maestra, en 2005, tras ser expulsada del PRI, el partido que la encumbró.

“Chuayffet declaró que estaba excomulgada. En efecto: me ‘excomulgarán’ de una secta cuyo credo es la mentira, la simulación, la traición y la ambición desmedida (…) Yo no profeso la religión de la mentira, por ello, nunca estaré de rodillas en el altar de Roberto Madrazo. Esa es tarea de individuos como Emilio Chuayffet”, escribió Gordillo sobre el hoy secretario.

Esta vez, el primer golpe concreto se dio el séptimo día de diciembre, cuando Gordillo fue excluida de todo espacio en las designaciones estratégicas de la SEP. En la Subsecretaría de Educación Básica, que en el sexenio de Felipe Calderón estuvo a cargo del yerno de Gordillo, Fernando González, fue designada Alba Martínez Olivém con el fin de “poner en práctica la política educativa, escuchando a todos los sectores sociales y no sólo a un determinado grupo”, dijo entonces Chuayffet.

Tres días más tarde, sin la presencia de Elba Esther Gordillo, que sí acudió a la toma de protesta de Peña Nieto, el Ejecutivo firmó y entregó al Legislativo la iniciativa de reforma al artículo 3 constitucional para “reafirmar la rectoría del Estado” en la política educativa.

En esa ocasión, en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, Chuayffet advirtió: “De aprobarse esta iniciativa, el Constituyente Permanente será el que adopte decisiones que ya no pueden postergarse: la obligación de la evaluación, que no es potestativa y que producirá consecuencias jurídicas; y la no sujeción de la evaluación a caprichos o a intereses particulares”.

“El que repruebe se va, y eso no es pactable”, sentenció el secretario, desatando ese punto la furia de Elba Esther.

Al respecto, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, declaró entonces: “La creciente influencia de poderes fácticos, frecuentemente, reta la vida institucional del país y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de las funciones del Estado mexicano.”

El 17 de diciembre se hizo público que Chuayffet y Gordillo habían sostenido una reunión.

“Intercambiamos puntos de vista sobre la reforma (educativa) y quedamos de vernos en una reunión próxima para tratar los temas estrictamente operativos de la misma”, dijo el funcionario. La segunda cita no se dio.

Por el contrario, al amanecer de febrero, el secretario Chuayffet, volvió a la carga contra Elba Esther Gordillo y las prácticas de su sindicato.

“El silogismo jurídico es lo más maravilloso que hay. Si A es, debe ser B. Si no vas a dar clases, entonces te quito tu salario. Ese es el silogismo jurídico. El derecho lo hemos ido abandonando para hacer acuerdos, acuerditos y acuerdazos en lugar de aplicar la ley como debe ser aplicada.

“La rectoría de la educación es una decisión presidencial y además un acuerdo de los partidos. La política educativa la dicta el gobierno. El Estado. El sindicato tiene que hacer lo que le manda el Apartado B del artículo 123 constitucional: defender los derechos individuales y colectivos del trabajador que, obviamente, es una tarea justa y elevada, pero en modo alguno el de intervenir en el diseño o aplicación de las decisiones políticas fundamentales, más que en las esferas de factura que les toque llevar a cabo.

“Esto no es un asunto sindical. Es un asunto de proyecto nacional. Abarca en la sociedad en su conjunto, a la nación entera y en consecuencia, no puede parcializarse, porque parcializar es degradar”, dijo Chuayffet ante legisladores.

La última referencia pública de Chuayffet hacia Gordillo se dio el lunes 25, liberada ya la orden de aprehensión contra la lideresa magisterial, en Palacio Nacional, durante la promulgación de la reforma educativa.

En su discurso, ante la cúpula del poder, Emilio Chuayffet lanzó:

“Contra la reforma se han propalado rumores falsos que se acompañan por la ignorancia, cuando no por la mala fe, se dice que gracias a la reforma la escuela dejará de ser gratuita y que, por virtud de ella, se sacrificarán derechos adquiridos de los profesores”, dijo en clara referencia a Gordillo, quien ha denunciado que la intención del gobierno es privatizar y ceder el control de la educación a “poderes fácticos”, a través de organizaciones como Mexicanos Primero, ligada a Televisa.

“Nada es más falso, frente a los vientos y de la calidad que inspira a la reforma, hay quienes izan, por intereses particulares, las banderas de la confusión. Que les quede claro, ha sido el poder Constituyente de la Unión el que ha dado el paso, no hay marcha atrás, la reforma se hará en favor de los maestros, de los niños, de los padres de familia y de la Patria toda”, siguió para concluir:

“Estamos en tiempo, vamos a perseverar y a seguir convocando a todos para que la autoridad siga siendo la rectora en materia educativa y que esa rectoría ni se traicione, ni se empantane, ni sea motivo de chantaje, ni mucho menos, como ha sido, de frivolidad”.

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