El Senado pide a la Cámara de Diputados trabajar en conjunto la reforma educativa


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/19/politica/008n1pol

Andrea Becerril y Víctor Ballinas
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de diciembre de 2012, p. 8

La bancada del PAN va por la reordenación de la relación laboral con el SNTE.

Podemos enriquecer la minuta, pero debemos participar en la negociación en San Lázaro: Gamboa.

El Senado solicitó este martes a la Cámara de Diputados trabajar en conferencia la reforma constitucional en materia educativa que el presidente Enrique Peña Nieto hizo llegar al Congreso el pasado día 10, a fin de que sea aprobada lo más rápido posible, con algunos cambios.

La bancada del PAN va por modificaciones de fondo, que incluyen tocar los intereses del sindicato magisterial que dirige Elba Esther Gordillo.

Según el acuerdo de la Junta de Coordinación Política aprobado por el pleno, las comisiones de Puntos Constitucionales y de Educación Pública de ambas cámaras del Congreso debieron reunirse ayer y hoy para revisar la propuesta de ley.

En conferencia de prensa, los coordinadores de PRI, PAN y PRD, Emilio Gamboa, Ernesto Cordero, y Miguel Barbosa, respectivamente, precisaron que dada la premura del tiempo, ya que la legislatura está por concluir, trabajar en conferencia permitiría que los cambios que se harán en la minuta al Senado puedan pasar después por San Lázaro. El panista respondió que están dispuestos incluso a ir a un periodo extraordinario de sesiones, de ser necesario.

En ambas comisiones se ha venido trabajando con esmero y dedicación, y hay observaciones y puntos de vista que queremos dejar plasmados en la minuta que se va a aprobar en la Cámara de Diputados, recalcó el priísta Gamboa Patrón.

Los cambios

Al respecto, el presidente de la Comisión de Educación, el senador panista Juan Carlos Romero Hicks, detalló que un tema que no incluye la iniciativa de Peña Nieto y que deben incorporar es la reordenación de la relación laboral con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con el propósito de que aparte de la obligación docente, se lleve al Apartado B de la Ley Federal de Trabajo la transparencia y rendición de cuentas.

Asimismo, sostuvo, que se establezcan sanciones a los paros ilegales que llevan a cabo los maestros, ya que ello daña a los niños y a la sociedad, y revisar las condiciones generales de trabajo de los integrantes del SNTE, “para que sea precisamente el secretario de Educación el que revise temas importantes que contravengan aspectos del Servicio Profesional Docente, como son los permisos, licencias y las comisiones inapropiadas.

Romero Hicks recalcó que otros puntos en los que habrá modificaciones es en lo referente al Sistema Nacional de Evaluación y al Servicio Profesional Docente, donde deberán articular mejor las cosas, ya que no tiene el alcance que queremos.

El coordinador perredista, Miguel Barbosa, resaltó que debido a que están arrinconados por el tiempo, ya que el periodo de sesiones vence esta semana, es que demandaron trabajar en conferencia con los diputados, a fin de que cuando la minuta llegue al Senado contenga ya la opinión de los senadores.

Gamboa Patrón, en tanto, comentó que en el Senado de la República puede enriquecerse la minuta, pero es importante que los senadores participen desde ya en la negociación que se lleva a cabo en la Cámara de Diputados.


No menos de ocho


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/16/opinion/018a2pol

Jorge Durand
La Jornada

El gobierno de Calderón al fin de su sexenio ha sido calificado con 53 por ciento de aprobación, mientras que Fox obtuvo al final de su mandato 70 y Salinas 77. En Chile la calificación que obtuvo Sebastián Piñera en este fin de año fue de 26 por ciento y Ollanta Humala, en Perú, fue calificado con 45 por ciento de aprobación, ambos reprobados. De lo que se puede concluir que Calderón lo hizo mucho mejor que los presidentes de Chile y Perú o que en México hay una tendencia clara a calificar muy alto.

Me inclino por la segunda opción. En México somos muy generosos con las calificaciones, es parte de nuestra cultura. Reprobar significa descalificar, implica decir no de manera rotunda. En el lenguaje coloquial utilizamos el fíjate que siempre no, que es una negación, o una manera de decir no, que implica una disculpa, que argumenta un imponderable: Hice todo lo posible, pero no se pudo. Curiosamente, cuando se formula la negación de esta manera, ya no cabe la discusión.

Y a veces hay que decir no de manera rotunda. En el Chile de Pinochet el plebiscito fue entre el sí y el no. Ganó el no. Al respecto vale la pena leer la novela Los días del arcoíris, de Skármeta, y cómo un publicista pudo dar color, sentido y alegría a una opción negativa.

Según Samuel Ramos, en su obra clásica sobre El perfil del hombre y la cultura en México, señala que hay un sentido crepuscular en el mexicano, que muchas veces prefiere dejar las cosas en claroscuro y no poner los puntos sobre las íes. Esta tendencia se refleja en el medio académico mexicano donde se tiende a calificar muy alto. Es muy fácil sacar un 100 y casi nadie puede calificar con menos de 80.

Lo curioso es que esta tendencia idiosincrásica ha sido alimentada y fomentada de manera explícita por el Conacyt. En el contexto universitario de maestrías y doctorados que pertenecen al padrón de Conacyt, tener un 80 se ha convertido en el límite inferior. Y calificar con menos significa reprobar, esto implica que el estudiante pierde la beca y esta acción recae sobre la conciencia del profesor.

Peor aún, para un profesor reprobar a un estudiante, implica un problema adicional con los coordinadores de la maestría o el doctorado, porque eso afecta la llamada eficiencia terminal del programa. Un reprobado baja el índice de eficiencia. No importa que el alumno sea mal estudiante, que no sepa escribir, que no sepa investigar o que su tesis sea impresentable.

Se supone, curiosamente, que esta medida se ha impuesto como el mejor medio para lograr la excelencia. Es algo así como la escuela primaria, donde está prohibido reprobar y si un profesor lo hace, recae toda la culpa sobre él mismo, porque no supo sacar adelante a su pupilo.

Según los designios de Conacyt, los reprobados cuentan negativamente en la eficiencia terminal, porque se les dio beca y fueron admitidos en un programa de excelencia. En efecto, cuando falla el proceso de selección, las consecuencias son problemas con la eficiencia terminal. Tampoco cuentan los enfermos o los accidentes; es deber de los estudiantes concluir con su tesis en cualquiera de los casos. Obviamente son casi todos, los que no se reciben son los que murieron en el intento.

Pareciera que el objetivo de Conacyt es cambiar de manera rápida el perfil de los profesores universitarios e ingresar en la modernidad, donde todos deben tener como mínimo nivel de doctorado. Y todavía nos queda un largo camino. Según anuncia la Universidad Autónoma Metropolitana, con gran orgullo en espots de radio, ellos tienen un promedio de 52 por ciento de doctores, mientras a escala nacional el promedio es de 38 por ciento.

Si la UAM, una de las instituciones más importantes del país, sólo tiene a la mitad de su planta docente con doctorado, me imagino cómo serán los promedios en otras instituciones universitarias. Nos falta mucho camino por recorrer.

Pero el punto radica en definir una estrategia adecuada para lograr el objetivo final. Ciertamente el país podría cambiar si se pone como requisito indispensable para enseñar en una preparatoria tener licenciatura y para enseñar en la universidad un doctorado. Parece ser que el objetivo es lograrlo a como dé lugar, no importa tanto la calidad como la cantidad.

Hay algunos centros universitarios que tienen tal prestigio y tal cantidad de postulantes que se pueden dar el lujo de seleccionar con métodos muy rigurosos, incluso de reprobar a sus estudiantes sin que les importe la famosa eficiencia terminal. Pero esa no es la tónica general de las universidades del país, donde han empezado a multiplicarse las maestrías y doctorados de todo tipo y nivel.

Otro problema grave derivado de las políticas del Conacyt son los famosos requisitos para entrar en el SNI y cambiar de nivel. El rumor en los pasillos académicos es que la dirección de tesis es un criterio fundamental. Y ha empezado la rebatiña, todo el mundo quiere, más bien debe tener a algún dirigido. A esto se añade el sistema de puntos y evaluación universitaria para acceder a estímulos. Todos tenemos derecho a un mejor salario, pero hay consecuencias negativas para el estudiantado y los profesores con este sistema de competencia.

En algunas universidades no hay normas claras a las cuales atenerse y contrastan con los criterios internacionales establecidos. Por ejemplo, un profesor recién egresado de doctorado puede dirigir una tesis de ese nivel, sin embargo, en Francia, se necesita una habilitación para hacerlo y cuesta mucho trabajo lograrla. Aunque parezca de Ripley, se dan casos donde el director de la tesis de doctorado es un connotado profesor, que resulta ser también el esposo de la estudiante. Curiosamente no se dan los casos al revés. Cómo es posible que nadie diga al profesor que no se puede, que no se estila, que hay un claro conflicto de intereses.

Al respecto, viene al caso un dicho popular que escuché en Bolivia hace ya un buen trecho: Más vale un carajo a tiempo que cien avemarías después.


La educación es tarea nacional y de Estado


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/16/opinion/018a1pol

Rolando Cordera Campos
La Jornada

Más allá de las reiteraciones dogmáticas del secretario de Hacienda, así como de su desconocimiento interesado de la historia económica de México, el presupuesto reclamará más pronto que tarde su papel de arena central donde la sociedad define sus objetivos y prioridades. Nada o poco tiene esto que ver con la vulgata hacendaria sobre unos equilibrios macroeconómicos ficticios, pero no por eso menos dañinos para el quehacer nacional y sus cimientos productivos, físicos y humanos.

Las prioridades nacionales siguen presentes y a los ojos de muchos, aunque la práctica financiera de arranque del nuevo gobierno haya optado por soslayarlas. La información divulgada por el Inegi en días pasados sobre el peso enorme de la informalidad laboral, confirma la importancia crucial y decisiva que el crecimiento tiene sobre las variables fundamentales de la vida moderna mexicana. Estas variables no parecen estar en la mirada de los rectores de la economía y los diputados y senadores parecen preferir hacer mutis y todos a una aprueban las leyes económicas fundamentales, sin al menos tomar nota de que el mundo puede derivar pronto a un nuevo escenario recesivo. De ocurrir ello, habrá que volver sobre la cuestión fundamental del papel del Estado, así como su traducción en pesos, centavos y políticas de emergencia que eviten descalabros escandalosos e injustificados, como el de 2009. Veremos.

Los acuerdos y los gestos de los dirigentes políticos nacionales han llevado a muchos observadores a anunciar el arribo de una nueva era para México. Quizá no sea para tanto pero, a la vez, es indudable que el país reclama nuevas formas de hacer y entender la política y la mera insinuación de que ello es posible ha despertado expectativas sofocadas por años de estancamiento económico y malestar social, despeñados en una violencia criminal y estatal simplemente inaudita.

Romper el círculo de hierro de la inseguridad en todos los planos de la vida colectiva y personal se convirtió en tarea prioritaria y nacional; sin embargo, hay que reiterar que nada de esto podrá siquiera iniciarse si no se asume el cuadro de desigualdad y empobrecimiento masivo que ha acompañado el despeñadero económico y el agravamiento de la vida comunitaria.

Nada como la educación para ilustrar tal circunstancia. Un país como el nuestro, reclama acciones inmediatas para recuperar el proceso educativo como un proyecto de todos y para todos; sin embargo, para convertir a la educación en un bien público digno de tal nombre se requiere de algo más, de mucho más, que de la reafirmación de la rectoría del Estado en materia educativa.

Los hombres y las mujeres a cargo de una tarea como la enunciada, ahora convertida en nuevo mandato constitucional, tienen que dar fe y muestras claras de que entienden la urgencia de dar al conjunto educativo nacional un nuevo carácter y una nueva dirección. Que están dispuestos a hacerse cargo de una misión que no pasa por los raseros usuales de la evaluación política o burocrática, porque se trata de una labor histórica y de Estado. Sólo así podrá México proponerse objetivos y metas trascendentes y creíbles para inscribirse en el nuevo y duro, agresivo y hostil, escenario global que se asoma a través de la crisis actual.

Sin educación no hay desarrollo; y sin una cultura nacional y popular extendida y ambiciosamente pública no puede haber una pluralidad política constructiva que nos acerque a una democracia creativa por justiciera e igualitaria.

La educación es cultura o no es nada. La reforma educativa, así, tiene que entenderse como misión cultural y civilizatoria, como la entendió Vasconcelos, pero también Lázaro Cárdenas. Es tarea cotidiana, pero a la vez visión de reconstrucción nacional y estatal, de recreación de lazos comunitarios perdidos en años de abandono de la responsabilidad del Estado con sus compromisos primigenios de equidad, justicia social y tutela de los más débiles.

No es necesario exagerar el punto: con la educación, el país se juega su futuro en la globalidad transformada por la crisis, pero también su presente como sociedad democrática que busca desenvolverse como comunidad moderna, progresista e innovadora.

A través de la polvareda ominosa que nos han dejado lustros de mediocridad económica y el retorno de los ritos y las ceremonias de la vieja sociedad cortesana y plutocrática, el país puede vislumbrar un porvenir distinto si ve en la reforma de la educación un proyecto que va más allá de la disputa burocrática o el abuso de poder corporativo. Si la ve y la concreta como gesta eminentemente cultural y, por ello, profundamente transformadora de valores y relaciones sociales y políticas, para hacer de la democracia no sólo un método para dirimir conflictos y dar legitimidad al mando y al poder, sino una forma de vida portadora de promesas realizables de desarrollo con igualdad y creatividad. Veremos, con el año, si eso es, todavía, parte de las utopías realizables por los mexicanos.


El pacto y la educación


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/16/opinion/010a1pol

Arnaldo Córdova La Jornada

Algo que yo he venido reiterando todo el tiempo es que no hay política, hoy en día, que no sea pacticia. Todo en política tiende a convertirse en pactos entre las diversas fuerzas políticas de la sociedad. Ya una vez representadas en el parlamento, esas fuerzas no pueden actuar sino poniéndose de acuerdo en todos los asuntos que sean objeto de su atención. Las leyes que emanan del Congreso, en primer lugar, no son más que pactos que buscan normar los hechos en la vida cotidiana de la sociedad. Pacto y política son hermanos siameses en una sociedad democrática. Todo se hace por acuerdos entre oponentes (los partidos políticos), inclusive en sociedades políticas que experimentan una relación de clara hegemonía de alguno de los actores.

Adolfo Sánchez Rebolledo, en su excelente artículo del jueves pasado, empero, señala las condiciones en que ese pactismo se debe dar para que sea, efectivamente, un acuerdo: los pactantes deben ser iguales y participar todos, en igualdad de condiciones, en la edificación del pacto. El Pacto por México fue elaborado por el nuevo gobierno de la República y puesto a consideración de tres partidos (PRI, PAN y PRD). En un pacto la adhesión de los otros también es legítima y el acuerdo no sufre ningún demérito. Pero debe mediar una negociación de los términos finales en que se apruebe y debe contener las posiciones de los diferentes participantes. En el pacto referido sólo hubo adhesiones cupulares y una total ausencia de participación de los partidos.

Las turbulencias internas que se han venido dando en el PRD muestran que sólo los dirigentes de una de sus corrientes estuvieron a favor de adherirse al Pacto. No hubo discusión en ningún partido, incluido el PRI, que precediera a la firma del acuerdo. Sólo los máximos dirigentes partidistas se pusieron de acuerdo. Afirmar, como se ha hecho, que los partidos nacionales encontraron un cauce para la recomposición de las relaciones políticas en el país y una fórmula para edificar una nueva agenda de entendimiento y cambios profundos que, muy probablemente, comparte la mayoría de los mexicanos, es una gran mentira. La recomposición de las relaciones políticas es materia de otra clase de pactos, donde todos tengan algo que decir y todos estén dispuestos a cambiar lo que se tiene que cambiar.

El Pacto por México es una suma de 95 puntos que, por lo demás, ya estaban en la agenda de gobierno de Peña Nieto (a ellos hizo referencia en su discurso inaugural) y que se iban a tratar de llevar a cabo, con pacto o sin pacto. Es cierto que algunos son muy importantes, como el que se refiere a la elevación a rango constitucional de la evaluación de los maestros de enseñanza básica y a la redefinición de las funciones del Instituto Nacional de Evaluación Educativa. Pero hay muchos otros en los que ni siquiera la militancia de los partidos tiene claro de qué se trata, como el referente a la apertura de la industria petrolera. Las posiciones que se adoptan en cada uno de esos puntos, que pueden concederse como importantes, son de carácter estrictamente personal de Peña Nieto.

A nadie se le puede ocultar la importancia que para los maestros de enseñanza básica tiene el que se garantice su permanencia y su ascenso en el puesto de trabajo sobre la base de su permanente evaluación y capacitación y no depender ya de estar bien o estar mal con los burócratas (todos ellos sindicales) de los que depende la organización de su trabajo. Que esa función corra a cargo de un organismo independiente y autónomo y se rija estrictamente por la ley, es también una garantía de que no habrá favoritismos ni interferencias ilegales de las mafias sindicales (por supuesto que esto tendrá que verse si de verdad se realiza). Todo tiene un destinatario clave: el SNTE; pero de esa corporación nadie dice nada y los mismos dirigentes sindicales se adelantaron a confirmar su adhesión servil a lo que se está cocinando.

Todos los expertos en materia educativa han venido señalando desde hace decenios que el problema de nuestro sistema educativo radica en el excesivo poder que ese sindicato ejerce sobre el mismo y, en particular, sobre la Secretaría de Educación Pública. Ellos han demostrado, una y otra vez, que no habrá reforma posible que mejore nuestra educación si antes no se liquida de tajo el dominio del sindicato sobre todo el sistema. Reformar la educación quiere decir reformar las relaciones de poder que se dan en nuestras estructuras educativas ¿Por qué no se debate públicamente este asunto? ¿Por qué Peña Nieto, guardando todas las fórmulas de cortesía que se puedan imaginar, no ha señalado que el principal problema educativo que tenemos es un problema sindical?

En el Plan por México, esta materia ocupa los puntos 7 a 15 y están todos desplegados en la reforma constitucional que, al respecto, propone Peña Nieto en su iniciativa del 10 de diciembre pasado. Lo principal es el sistema de evaluación educativa (puntos 7 y 8). Se cuenta también la creación del Servicio Profesional Docente (punto 12) el fortalecimiento de la educación inicial de los maestros (punto 13) y el incremento de la cobertura en educación media superior y superior (punto 14). Lo demás se refiere a dar autonomía de gestión a las escuelas, convertirlas en escuelas de tiempo completo y dar becas y computadoras portátiles a los estudiantes. La reforma educativa se inicia ahora con la iniciativa de Peña Nieto.

En la iniciativa las reformas son a las fracciones III, VII y VIII del artículo tercero de la Carta Magna y se adiciona una fracción IX. Todas versan sobre la creación de un Sistema de Gestión Educativa y sobre la transformación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, pero de esta última se encarga, en especial, la nueva fracción IX. El artículo 73 constitucional se reforma en su fracción XXV con la adición de las tareas que se desprenden de las reformas al tercero. En los artículos transitorios de la reforma se instruye al Congreso de la Unión para que dicte las leyes que hagan posible su realización.

Llama la atención la referencia que se hace al ampliar los horarios de las escuelas (de tiempo completo a 5 y 6 horas) al deber de alimentar a los alumnos y, sobre todo, como lo dice la misma exposición de motivos, de “impulsar el suministro de alimentos nutritivos y prohibir en las escuelas los alimentos que no favorezcan la salud de los educandos, llamados ‘chatarra’”. Es de esperarse que, por lo menos en este punto, se haga efectivo el control de la venta y distribución de tales porquerías.

Por razones de descanso (y de salud) me tomaré un corto tiempo de vacaciones. Nos veremos aquí de nuevo en tres semanas.


Pugnemos por una verdadera educación artística en niños y jóvenes, pide Toledo


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/16/cultura/a03n1cul

Jorge A. Pérez Alfonso
Periódico La Jornada
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 3

Realizan foro sobre política cultural, auspiciado por el IAGO y la Legislatura de Oaxaca.

Esperemos a conocer las propuestas de lo nuevos funcionarios de la cultura, dice el artista.

Oaxaca, Oax., 15 de diciembre. Los nuevos funcionarios en el área cultural nombrados por el presidente Enrique Peña Nieto son los mismos que fungieron durante las administraciones de ex mandatarios como Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, afirmó el pintor y activista oaxaqueño, Francisco Toledo, quien agregó: Los tiempos cambian, no se sí puedan hacer más de lo que ya hicieron.

Entrevistado durante el foro permanente de análisis Repensando la política cultural, convocado por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y la Comisión Permanente de Cultura de la LXI Legislatura local, el artista refirió sin embargo que será necesario esperar a que presenten sus propuestas, ya que es muy pronto para evaluarlos. Es muy temprano para hablar de avances o retrocesos, puntualizó Francisco Toledo.

Indicó que este foro se realiza con la intención de conjuntar ideas que sirvan para conformar una serie de propuestas que sean presentadas a los encargados de la política cultural y de esa manera se propicie una verdadera educación artística en los jóvenes y niños, además de los profesores ya que, consideró, son éstos los que pueden realizar una mejor difusión en la materia.

Exhorto contra la violencia

Respecto del tema magisterial en Oaxaca, Francisco Toledo llamó a la sociedad a no caer en la violencia como sucedió con pobladores de la Villa de Mitla, pues desalojaron a profesores de la sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE).

No me parece el camino, puede generar más violencia, advirtió el artista y agregó que si bien es necesario atender el tema educativo, esto debe hacerse con propuestas que no conduzcan a un ambiente de confrontación.

El primer ponente en el foro Repensando la política cultural fue Alberto Híjar, crítico de arte y ex preso político, quien fustigó con severidad a los políticos que han llevado las riendas en materia cultural en los sexenios recientes, los secretarios de Cultura, generalmente analfabetas, dicho con todo respeto y sin agraviar a los presentes y, afirmó, genios iluminados que dicen para dónde hay que orientar las cosas, dejando de lado a quienes participan activamente en el ámbito cultural.

Apuntó que una de las problemáticas por afrontar es la centralidad que se le da a la cultura en México, con el cuento que se da de la unidad nacional y la identidad nacional y estas cosas bonitas que suelen decir los demagogos para convencernos de que los mexicanos somos un solo país, una sola letra, un solo propósito, ésta dijo, es una concepción neutral en la cultura que “lo mismo determina a unos y a otros, a ricos a pobres, a indígenas, a monolingües, que a cultos doctorados en Harvard –y criticó– bueno, allá no, porque tienen pésimos doctorados a los que se reincorporó un güey”.


Llevan cinco años en aulas provisionales


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/16/capital/029n3cap

Rocío González Alvarado
Periódico La Jornada
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 29

Desde 2007, luego de que un socavón agrietó las paredes de su escuela, ubicada en Lomas de San Lorenzo, delegación Iztapalapa, prácticamente toda una generación de estudiantes de primaria se ha visto obligada a tomar clases en aulas provisionales, instaladas en el estacionamiento de unas oficinas de la policía capitalina, sin ningún tipo de seguridad, lo que pone en riesgo a la comunidad estudiantil y sus maestros.

El deterioro es tal, cuentan las madres de familia, que se caen las ventanas y ya en una ocasión, cuando los niños intentaron abrir una puerta, se quedaron con la manija y la puerta en las manos.

Lo más grave, denunciaron, se suscitó apenas el pasado 12 de diciembre, cuando un ventarrón derribó el techo de uno de los salones y afectó a tres más. No pasó nada, porque las aulas estaban vacías, pero no queremos esperar a que pase una tragedia, apuntó María Quintana, una de las integrantes de la mesa directiva de la escuela, que acudieron a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para pedir que se destinen los recursos necesarios para construir un plantel.

Son mil 200 niños los que acuden a tomar clases en 22 aulas provisionales, que no cuentan con baños, agua ni luz propia. Las instalaciones eléctricas están a la intemperie y ya le hemos dicho a cuanta autoridad hemos podido, nuestros hijos están en riesgo, pero dicen que están seguros, externó Quintana.

A pesar de las condiciones en las que estudian, entre los niños de esta primaria se encuentra Luis Javier García Flores, estudiante de excelencia, que quedó entre los 28 alumnos a nivel nacional con mejor promedio en la prueba Enlace.

Al respecto, el diputado del PRD Alejandro Ojeda consideró lamentable esta situación y se comprometió a que independientemente de quien tenga la responsabilidad, desde la Asamblea Legislativa promoverá que se etiqueten 30 millones de pesos para la edificación de la escuela.


México copia a EU modelos que empobrecen la enseñanza: Ayers


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/16/politica/004n1pol

Periódico La Jornada
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 4
David Brooks

El catedrático de la Universidad de Illinois denuncia ofensiva contra profesores Potentados han encuadrado el debate en decir que los educadores son incompetentes.

Nueva York, 15 de diciembre. El profesor William Ayers, veterano luchador por la educación pública democrática, denuncia que las reformas en el sector que se promueven en Estados Unidos buscan minar la voz colectiva de los maestros, privatizar la administración de un recurso público y reducir la enseñanza a un examen estandarizado.

Señala que México y otros países que están copiando parte del modelo que se impulsa aquí deberían entender un par de cosas: una, se reduce la educación a algo que sólo se centra en un muy estrecho espectro cognitivo, en lugar de que sea una introducción robusta y amplia de los aspectos humanizantes de la cultura entera.

Ilustra: “no me puedo imaginar a los Obama diciendo a sus hijas: ‘nos gustaría llevarlas al concierto, a clases de violín, al equipo de natación, al ballet, al club de ajedrez, pero sólo lo haremos si se comprueba que eso elevará sus calificaciones en los exámenes’. Eso es una locura, ningún padre privilegiado diría tal cosa; entonces, ¿por qué se lo decimos a un niño afroestadunidense en Brooklyn? Es un insulto y lo más lejos de la democracia. Por eso, esa reducción del currículum, eso de deshacerse de las artes, de educación física, todo eso tendrá consecuencias desastrosas a largo plazo si uno desea vivir en una sociedad humanizada y democrática.

La segunda consecuencia que estamos viendo es que se está desalentando a toda la mejor gente que desea ingresar al magisterio. El modelo de enseñanza que promueve Arne Duncan (secretario de educación de Obama) es de tres años y para fuera, explica.

Ese modelo es uno en el cual se contrata a jóvenes capacitados rápidamente mediante programas como Teach for America, con la idea de que sólo trabajarán pocos años antes de ser abogados u tener otra profesión.

Eso es una catástrofe. Ser maestro es la única profesión en Estados Unidos donde tener experiencia y antigüedad es considerado un déficit. También es la única profesión donde 50 por ciento de nuestros egresados de escuelas de pedagogía deja de enseñar después de cinco años. Si eso ocurriera en las escuelas de leyes y de medicina, tendríamos una emergencia nacional.

Las reformas en el sector minan además una educación humana y democrática, afirma en entrevista con La Jornada.

Ayers, distinguido profesor de la Universidad de Illinois en Chicago (recién jubilado), fundador de organizaciones de reforma escolar y vicepresidente de la división de estudios curriculares de la Asociación Estadunidense de Investigación Educacional, ha escrito libros y numerosos artículos sobre el tema y su relación con la democracia y la justicia social (publicados en revistas de educación de Harvard y Columbia, en el New York Times y en revistas progresistas).

El experto ofrece un diagnóstico sobre el gran debate en torno a las reformas del sector que se han promovido durante la última década en Estados Unidos. Relata que líderes políticos y empresariales han ganado esta discusión porque lograron definir los términos.

Cuando encuadras un tema de la manera que deseas, obtienes la respuesta que buscas. Cada vez que un político toma el micrófono y dice que necesitamos sacar a los maestros perezosos e incompetentes de las aulas, todos estarán de acuerdo. Pero si llego al micrófono primero y digo que todo estudiante de escuela pública merece tener un profesor pensante, intelectualmente desarrollado, moralmente apto, apasionado, bien descansado y remunerado, todos estarán de acuerdo también, expresó.

El problema, en este contexto, es que los poderosos, los Walton de Walmart, la Fundación de Bill Gates, tienen el micrófono, y han logrado encuadrar el tema como de incompetencia de los profesores.

Al evaluar el impacto de eso, Ayers señala: en lugar de apoyar a los maestros otorgándoles no sólo recursos físicos, sino también clases más reducidas, reformistas como Gates argumentan que los sindicatos del magisterio son el gran obstáculo para el progreso en las escuelas. ¿Adónde van con ese argumento? Esos reformistas tipo Gates desean, primero, destruir la voz colectiva de los profesores; segundo, imponer la administración privada de un recurso público, y tercero, definir el aprendizaje como una calificación en un examen estandarizado.

Abunda: en torno al asunto sindical, buenas condiciones de trabajo son buenas condiciones para la enseñanza, y buenas condiciones para la enseñanza son buenas condiciones para el aprendizaje.

Por lo anterior, afirma, en una reforma del sistema escolar los maestros tienen que participar. No son los únicos con buenas ideas, pero son centrales en cualquier solución.

Ayers rechaza los términos del debate actual, en el cual se repite que sólo hay dos opciones, algo que de manera reiterada se ve en los grandes medios, “donde por un lado unos defienden los cosas como están y otros desean luchar contra los sindicatos y privatizar las escuelas. Eso es falso, nadie cree que sea aceptable cómo están las cosas en un lugar como Chicago. La pregunta es: ¿qué hacer?, y ¿cuáles deberían de ser las nuevas normas?

“Propongo una norma muy simple: que lo que la gente más privilegiada y más sabia desea para sus propios hijos, eso debería de ser la norma para los hijos de todos.

“Todos esos llamados ‘reformadores’ envían a sus hijos a escuelas que son muy diferentes a las que proponen para los hijos de otras personas. Nunca hay que confiar en un reformador que promueve para los hijos de otros lo que nunca permitiría para los suyos.”

Señala que cuando Barack Obama y su esposa vivían en Chicago enviaron a sus hijas a la misma escuela de los hijos de Ayers: la famosa Chicago Laboratory School, donde las clases tenían un cupo máximo de 15 estudiantes, con profesores no sólo respetados, sino sindicalizados y bien remunerados, con aulas con abundante material didáctico.

Si es suficientemente bueno para las hijas de Obama y para los míos, ¿por qué no es esa la norma para los niños en el lado oeste (el más pobre) de Chicago? Ahí tenemos clases con hasta 40 estudiantes en segundo grado de primaria. Es atroz.

Se le pidió su opinión sobre todos los datos y documentos elaborados por expertos que citan los reformadores empresariales y los políticos para promover sus iniciativas. Respondió: nada de eso está basado en investigaciones. De hecho, las propuestas están basadas en la fe, no en hechos.


La reforma educativa sólo se podrá sostener si la respaldamos: SNTE


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/17/politica/002n1pol

Periódico La Jornada
Lunes 17 de diciembre de 2012, p. 2
Arturo Cano

El examen estandarizado podría provocar una ola de descontento, advierten dirigentes.

En el sindicato apuestan a los acuerdos pactados entre Elba Esther Gordillo y Enrique Peña.

Por falta de recursos, torpeza en la gestión gubernamental y burocratismo, hay en el país 40 mil directores de escuelas sin nombramiento oficial. En el mismo caso están unos 16 mil supervisores. Una probable consecuencia de la reforma educativa en curso –todavía hay mucho que andar en el terreno legislativo y luego mucho más a ras de suelo– es que sus inexistentes plazas serán lanzadas a concurso. Así, una maestra que ha sido directora durante 10 años podría enterarse, de un día a otro, que su lugar fue ganado por un recién egresado de la Universidad Pedagógica Nacional.

Un examen estandarizado podría provocar ese resultado y, con él, una ola de descontento. Entonces, dice un dirigente magisterial, “la bronca no va a ser con Elba Esther Gordillo ni con el sindicato; va a ser con los maestros… Se te incendia el país”.

Tras una de las semanas más turbulentas que se recuerden para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y su máxima lideresa, en su entorno se sigue viendo el escenario con mucha frialdad: no hay en el proyecto de reforma educativa nada a lo que el gremio pudiera oponerse: El SNTE va a respaldar, en la realidad pero va a ser muy difícil construir la reforma de las aulas.

Ese proceso de construcción tendrá un momento importante a media semana, cuando se reúna el consejo nacional del sindicato en medio del debate sobre los cambios, pero comenzó –pese a las formas y al ruido mediático que ha acompañado la iniciativa– desde la campaña electoral, cuando Fernando González Sánchez, ex subsecretario de Educación Básica y yerno de la profesora Gordillo, mantuvo un fluido puente con el equipo del ahora presidente Enrique Peña Nieto, pese a la ruptura de la alianza entre el PRI y el Partido Nueva Alianza.

Pasadas las elecciones, la relación se mantuvo en excelentes términos, aunque las necesidades mediáticas del nuevo gobierno parezcan indicar otra cosa. González Sánchez buscó, sin éxito, la Secretaría de Educación Pública, y en ese andar entregó al ahora jefe de la oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, muchos de los insumos para redactar el capítulo educativo del Pacto por México y la iniciativa de reforma.

En la frialdad del elbismo no hay nada nuevo. Una y otra vez, desde 1989, la profesora Gordillo ha usado el argumento de su control del explosivo sector magisterial para evitar que toquen sus intereses.

De las primeras 13 decisiones de Enrique Peña Nieto, anunciadas en el discurso del primero de diciembre en Palacio Nacional, la más aplaudida fue la de que deje de haber plazas vitalicias y hereditarias en el sistema educativo nacional.

La vitalicia asintió. Los opinócratas celebraron la realización de su tesis de meses: que Peña Nieto abriría con un quinazo, a la manera de Carlos Salinas, ahora contra la lideresa magisterial.

Un día después, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, leyó: La creciente influencia de poderes fácticos, frecuentemente, reta la vida institucional del país y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de las funciones del Estado mexicano.

Pero sólo unas horas después, el mismo Osorio y otros voceros del gobierno le bajaron la espuma al licuado que ellos mismos batieron. El pacto no tiene un destinatario específico, dijo Osorio. La reforma será con el sindicato de maestros, completó el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet.

Elba Esther Gordillo pasó de ser La Quina de Peña Nieto a una política profesional que no come lumbre.

En el entorno elbista respiraron tranquilos con el ajuste en la comunicación, en el que vieron una corrección muy significativa y comenzaron a sacar cuentas.

El cuadro lo completó una reunión entre el presidente Peña y la profesora Gordillo.

Fue una buena reunión, dice un dirigente del SNTE.

–¿Qué tan buena?

–Pues la posición que fijamos el martes 11 de diciembre indica que a la maestra le fue muy bien.

Ese día, efectivamente, el secretario ejecutivo del SNTE, Juan Díaz de la Torre, ofreció el respaldo completo del gremio a la reforma peñista, aunque mandó también otros mensajes: uno, dirigido a los adversarios del SNTE, que emblematiza la agrupación Mexicanos Primero y, otro, al gobierno y sus aliados en las cúpulas del PRD y el PAN.

Un integrante del cuarto de guerra gordillista lo explica así: el posicionamiento leído por Juan Díaz de la Torre debe leerse en estos términos: la alianza del sindicato es con el Estado, y la relación laboral es con la SEP.

O, dicho de otro modo, la profesora Gordillo trata con Peña, en su calidad de jefe de Estado, y Díaz de la Torre se hace cargo de la relación con el secretario Chuayffet.

Propuestas y traiciones

En el entorno gordillista se botaban de la risa cuando, al conocerse el nombramiento de un nuevo director del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), se anunciaba: pierde Elba Esther otra posición.

¿El Issste?, se pregunta un miembro del círculo elbista. El Issste lo tuvimos hasta la reforma del sistema de pensiones, que sacamos con todos sus costos, y lo perdimos después de eso, con la traición de (Miguel Ángel) Yunes.

Debe ponerse atención a la fórmula con todos sus costos, porque es la misma medicina que el grupo dirigente del SNTE pretende usar en los próximos meses y años para capotear la reforma de la educación.

Ya pasaron una prueba parecida con la calderonista Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), que fue muy difícil de conducir y aterrizar, puesto que provocó movilizaciones no sólo en las secciones donde la Coordinadora tiene presencia, sino también en otras con fuerte presencia institucional, como Puebla, Veracruz, Morelos y Nuevo León.

Las negociaciones y los conflictos que rodearon la reforma del sistema pensionario y la ACE serán los referentes del nuevo episodio. En lo que toca a la reforma en curso, no les falta razón a los elbistas cuando dicen que el SNTE había hecho varias de las propuestas en la reforma que se presenta como novedad.

En el caso del Servicio Profesional Docente, por ejemplo, la iniciativa en el Congreso plantea que el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan.

Sólo en este rubro, según el recuento sindical, el gremio ha aportado bastante: la firma del Compromiso Social por la Calidad de la Educación (2002), que estableció un laxo fomento de medidas para que todos los docentes y directivos concursaran sus plazas; la firma de la ACE en 2008, que fijó, entre otras cosas, el compromiso de diseñar un sistema nacional de evaluación; la ACE incluía también acuerdos para que todas las nuevas plazas y las vacantes definitivas, así como los cargos con funciones directivas, se sometieran a concursos públicos de oposición que fuesen dictaminados de manera independiente; en 2011, el gobierno federal y el SNTE firmaron el Acuerdo de Evaluación Universal de Docentes y Directivos en Servicio de Educación Básica, así como lineamientos del programa de carrera magisterial, que establecieron que la mitad del puntaje corresponderá a los resultados de la prueba Enlace.

En la semana que comienza, la reforma entra en una etapa crucial en el Congreso. El SNTE vigilará a los legisladores desde la reunión de su cúpula, donde es seguro que pese a la línea que se esboza en el cuarto de guerra elbista: Hay que decirlo con frialdad: el hecho duro es que independientemente de los recursos, que todavía hay que ver de dónde saldrán, una reforma no se hace si no se logra una coalición que la sostenga. Si no hay coordinación con la representación gremial, no hay manera de que se sostenga una reforma.


Reforma educativa: fracaso anunciado


http://www.jornada.unam.mx/2012/12/18/opinion/019a2pol

La Jornada
Luis Hernández Navarro

La reforma educativa presentada por Enrique Peña Nieto al Congreso de la Unión ha sido calificada como el “quinazo del siglo XXI” y como la panacea de los males pedagógicos del país. Con ella –se dice– se erosionará el poder de Elba Esther Gordillo en la enseñanza y mejorará la calidad del sistema de educación público.

Nada de eso es cierto. Ni existe un conflicto de fondo entre la profesora Gordillo y el Presidente de la República, ni los cambios legales que se proponen solucionarán los problemas de la enseñanza. Ni el poder de la lideresa vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) está en entredicho, ni la reforma es la medicina para curar los males pedagógicos del país.

Para que quede claro que no hay pleito, Elba Esther mandó a decir, por boca de Juan Díaz de la Torre, el secretario general del SNTE, que respalda la iniciativa de reforma educativa del Presidente, porque seguiremos siendo un aliado del Estado mexicano. Más claro, ni el lodo.

Que no hay ruptura entre ellos lo muestran, también, las posiciones que dentro del nuevo gabinete cosechó la lideresa vitalicia: Emilio Zebadúa, su candidato a gobernador en Chiapas hace seis años y Presidente de la Fundación SNTE, fue designado oficial mayor de Sedeso. José Reyes Baeza, ex gobernador de Chihuahua, fue nombrado director del Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.

A quienes hablan de quinazo les haría bien asomarse un poco a la historia. Desde que, en 1989, Elba Esther fue elegida por Carlos Salinas como dirigente nacional del sindicato de maestros, ella no ha tenido empacho alguno para sumarse a todas las reformas educativas y de los sistemas de seguridad social, promovidas por los gobiernos en turno, sin importarle si afectaban derechos laborales o si no servían para mejorar la enseñanza. Nunca les ha puesto reparos. Su única condición para apoyarlas ha sido mantenerse como la única interlocutora entre los profesores del sistema de educación pública y el gobierno, lo quieran o no los docentes a los que dice representar. A ella no le interesa la educación, le importa su poder. La reforma de Peña Nieto no es la excepción.

Las distintas reformas educativas aplicadas a lo largo de las pasadas cinco décadas no han afectado para nada la fuerza de los líderes sindicales corruptos dentro del ámbito institucional. Así sucedió en 1983 con la tan pretenciosa como fallida revolución educativa de Jesús Reyes Heroles, con la que se buscó aplicar racional eutanasia a lo que está incurablemente enfermo, y así pasó con la Alianza por la Calidad Educativa (ACE) de Felipe Calderón.

Durante años, la descentralización educativa fue una obsesión del Olimpo pedagógico nacional, a la que no fue ajena la presión de los organismos financieros internacionales. El diagnóstico oficial asoció un sistema centralizado de instrucción pública con el bajo nivel educativo y con injerencia ilegítima de la burocracia sindical en los asuntos de la enseñanza. De acuerdo con la tecnocracia, bastaba transferir facultades, funciones y recursos a los estados para que la calidad de la educación mejorara y los líderes sindicales perdieran su poder. Cuando en 1992 se firmó el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, se anunció el inevitable declive de Elba Esther y el mejoramiento de la enseñanza pública. Nada. En su lugar, se echó a caminar una descentralización centralizadora que trasladó a los estados los problemas educativos sin darles las herramientas para resolverlos, y se acrecentaron los privilegios de la lideresa vitalicia.

Lo mismo sucederá con la reforma de Peña Nieto. Aunque se dice que es una iniciativa contra el poder fáctico de Elba Esther, en los hechos es promovida por otros poderes fácticos no regulados como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la asociación empresarial Mexicanos Primero, auspiciada por Televisa y por Organización Ramírez. Sin confesarlo abiertamente, la reforma busca promover la calidad de la educación a partir de la introducción de mecanismos de mercado disfrazados de evaluación en la gestión escolar.

No hay en la reforma muchas novedades. No mejorará la calidad de la enseñanza. El diagnóstico que hace es erróneo e insuficiente, y las medicinas que propone son equivocadas y peligrosas. No sólo excluye a los maestros en su ejecución, sino que los considera el problema central. Su propuesta no es novedosa. A lo sumo profundiza los lineamientos centrales de la ACE, mismos que han resultado un reverendo fracaso. Si acaso, lo que ahora pretende hacer en nombre de la creación de un servicio profesional del magisterio es dar un paso más en la afectación de derechos laborales de los docentes, como el de la estabilidad en el empleo. Es más de lo mismo, pero peor.

La reforma no afectará significativamente el poder de Elba Esther. Su fuerza no proviene solamente del hecho de que directores e inspectores sean personal sindicalizado, ni de que controle la admisión al sistema educativo de una parte de los nuevos maestros. Eso es sólo una pequeña parte de su andamiaje. Los concursos de oposición para los profesores de nuevo ingreso no han disminuido en nada su influencia. Al contrario. Sus fieles se las han arreglado para seguir controlando el ingreso en contubernio con las autoridades educativas.

El poder de Gordillo es una compleja telaraña de intereses gremiales, profesionales, políticos y económicos, cuyo corazón es el monopolio de la representación gremial y el apoyo que el gobierno federal le brinda para mantenerlo. Esta red está diseñada para resistir una gran tensión estructural. Arrancar uno de sus hilos no la destruye.

La reforma de Peña no romperá esa telaraña. El gobierno necesita a Elba Esther como aliada, y ella depende de este pacto para sobrevivir. Podrán presionarse mutuamente, pero no prescindir uno del otro. El fracaso de la iniciativa está anunciado.


La "reforma" educativa


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La jornada
José Blanco

uno de los mayores clamores de la sociedad mexicana se ha dado respuesta con la que se llama, con exceso mayor, la reforma educativa. El totalmente desmembrado sistema de educación superior mexicano es algo muchas veces mayor que el blanco al que ahora se ha apuntado.

No es casual que en los mejores sistemas educativos del mundo haya un nivel inicial muy variado en contenidos y duración, de educación prescolar. En Finlandia comienza prácticamente desde el nacimiento. Un nivel primario de seis o siete años de duración; un nivel secundario que comprende lo que aquí llamamos escuela secundaria y el bachillerato (ambos, una unidad). Y un nivel terciario que comprende una muy grande variedad de instituciones posbachillerato, entre las que destaca la educación universitaria.

De modo que aquí estamos apuntando a un trozo menor del sistema. Nada se ha dicho sobre el bachillerato, complejo, desorganizado y con cientos de programas distintos. Todo surgido de decisiones desarticuladas del sector público, de los particulares y de algunas universidades. Trabajar por dar coherencia a este nivel mediante claros criterios académicos, a pesar de los diversos regímenes de control existentes, es de urgencia e importancia difícil de exagerar. De inicio es imprescindible este trabajo para poder dar solidez y mejor destino al nivel universitario y demás instituciones posbachillerato. La autonomía de las universidades que gozan de esta irremplazable garantía no implica que el Estado deba desentenderse de ellas. Este nivel también demanda una reforma de gran aliento; son ellas quienes un día habrán de procesarla, pero requieren hacerlo de consuno con la sociedad civil y el Estado, pues las universidades pertenecen no a los universitarios, sino a la sociedad toda.

Si se ha puesto a un secretario para romperle políticamente el espinazo a la dirección sindical, deberemos aplaudir a rabiar cuando ese objetivo (si existe tal objetivo) se cumpla, porque no se trata simplemente de un sindicato, sino de una camarilla empoderada y enriquecida hasta la demencia. Un gigantesco poder fáctico incrustado hasta los huesos en el Estado, como muchos otros poderes fácticos, irresponsablemente creados e impulsados por los propios poderes políticos.

Por supuesto, las autoridades no pueden llevar a cabo una reforma de la educación primaria y secundaria sin el concurso de los profesores. Pero los profesores no son el sindicato. Éste sirve, cuando sirva, para defender su interés laboral, no para entrometerse en los asuntos relativos al contenido y la gestión académicos de ese nivel educativo.

Prácticamente han sido aprobadas las reformas al artículo tercero y al 73 de la Constitución. Se ha empezado a expresar la voluntad del poder público de quebrar el avieso poder del SNTE. Veremos si ese indispensable paso político es realizado. Más allá de esa operación necesarísima, se establecerá el Servicio Profesional Docente, de prescolar a la educación media. Se instituye así un camino que incluye el ingreso y la promoción a puestos de dirección y supervisión mediante concursos y evaluaciones. Si así el mérito académico comienza honradamente a ser el leitmotiv de la carrera académica, suplirá a la barbarie de las relaciones patrimonialistas de los manejos jonguitudistas ayer, mil veces superados por los manejos de Gordillo, hoy. También se dotará de autonomía constitucional al INEE. Esta institución tendrá pleno sentido cuando haya reforma de veras.

Se han hecho, en principio, reparaciones aceptables a un continente abollado por todas partes, pero se han quedado dentro los mismos contenidos: lo esencial: el modelo educativo y los contenidos de la enseñanza, para los niños; y el modelo educativo y el contenido de la enseñanza, para la formación de los profesores. Nada más.

Veamos esta imagen, que se repite todos los días en cada salón de clase de las casi 100 mil escuelas de nivel primario que hay en la República. El profesor llega a su salón de clase, y echa su rollo; en tanto los alumnos procuran apresar en sus cuadernos lo que el profesor quiere oír o leer en cada examen que les aplique, con el propósito de obtener una nota aprobatoria. Esta imagen no refleja un hecho educativo. Pero esto es lo que hace una mayoría significativa de los profesores. Siempre hay excepciones.

La escuela debe ensanchar sin tregua la curiosidad, la imaginación, el gusto por inquirir, por saber y por saber hacer, de los niños; debe sembrar en ellos los valores de la dignidad, de la verdad, de la honestidad, de la libertad…; y debe hacer todo ello haciendo a los niños felices. ¿Cómo, entonces, debemos formar a los profesores?; ¿cuál ambiente propicia objetivos como los señalados?, ¿cómo se hace de la educación un juego?

La literatura educativa sobre cómo se hace todo eso es abundante. La práctica de una educación, como la aquí apenas esbozada, existe en diversos países. Finlandia se lleva la palma. Y quien crea que Corea alcanza los primeros lugares a escala mundial con el método según el cual la letra con sangre entra, se equivoca de medio a medio.

El Grupo Pearson elabora The learning curve (nos ocuparemos de ese método de evaluación en este espacio), que es una prueba aplicada a 40 países. Lugar 1 Finlandia, lugar 2 Corea, lugar 17 Estados Unidos, lugar 38 México.

Se precisan recursos suficientes para una buena educación, pero el enfoque cultural tiene aún más importancia que los recursos invertidos.

Algunas cosas faltan a la reforma educativa.


Necesario, el fin de concesiones al SNTE para reformar la educación


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Periódico La Jornada
Karina Avilés
Lunes 3 de diciembre de 2012, p. 9

En el mensaje de Peña no hay proyecto para el sector: especialistas.

Concedo al secretario del ramo el beneficio de la duda: Olac Fuentes.

Mientras el ex subsecretario de Educación Básica y Normal, Olac Fuentes Molinar, vio como signo positivo que el nuevo gobierno se comprometa a asumir su responsabilidad en la conducción de la enseñanza, el investigador emérito Ángel Díaz Barriga y el especialista Hugo Casanova coincidieron en que los puntos enunciados hasta ahora por el mandatario no hacen una reforma y, en cambio, sí responden de una manera simplona e irreflexiva a la agenda promovida por las fundaciones adjuntas a los medios televisivos.

Entrevistados por separado luego que el Ejecutivo esbozó algunas de las temáticas de la reforma educativa que emprenderá, entre ellas reformar el artículo tercero constitucional y la Ley General de Educación para establecer reglas claras en el servicio profesional de carrera docente, el especialista del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ángel Díaz Barriga, expresó que es claro que se trata de un presidente que no tiene proyecto para la educación.

Si el presidente busca una reforma real en el sector, lo primero que se debe hacer es modificar los reglamentos y los acuerdos que dan al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) concesiones en materia educativa. Sólo así veríamos que el nombramiento de Emilio Chuayffet al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene sentido.

Luego que la organización Mexicanos Primero, que preside Claudio X. González Guajardo, quien también es cofundador de la Fundación Televisa, ha defendido como sinónimo de la buena educación contar con un padrón de maestros y poner la evaluación como el eje de toda política en el ramo, el experto destacó que, así como Peña Nieto asumió los intereses de dicha organización al retomar, por ejemplo, el tema del censo de docentes, ojalá también asuma la recomendación del visitador de Naciones Unidas en cuanto a concluir con la relación atípica entre la SEP y el SNTE.

Por su parte, el también investigador del IISUE Hugo Casanova consideró que Enrique Peña Nieto ha lanzado hasta el momento una serie de mensajes de intencionalidad política que, antes de convertirse en programas de gobierno, deberán ser validados por amplios sectores sociales.

Consideró que el nombramiento de Chuayffet es un claro mensaje de que la educación seguirá siendo tratada como un campo más de la disputa política, y hasta ahora no se perciben señales de mejora en los temas sustantivos.

Los anuncios que se han hecho en el tema no se diferencian de lo que hizo el panismo, y mientras no se abunde en los mecanismos de la pretendida reforma, no habrá nada que discutir, añadió. Sin embargo, señaló, más que al gobierno en turno, es preciso conceder el beneficio de la duda a la sociedad. ¿Sabremos demandar a los responsables de la conducción de la educación nacional su mayor compromiso?.

Olac Fuentes Molinar destacó que uno de los problemas de los últimos seis años, a partir de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) –pactada entre Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón–, fue la renuncia programática y operativa del Estado hacia el grupo dirigente del SNTE, por lo que existe un consenso muy amplio en cuanto a la recuperación de la autoridad real y de la normalización operativa del sistema educativo.

Coincidió es que se deben modificar los acuerdos con el SNTE que le permiten tener injerencia en los proyectos del sistema, pero no basta con ello. También se requiere de un compromiso de las autoridades de los estados –al ser otro de los actores claves en la administración de la enseñanza– para cumplir con la normatividad de la ley general y con los términos formales de los acuerdos de descentralización.

En relación con el nuevo titular de la SEP indicó: “No espero que sea un experto… Lo que espero es que sea una persona con buen juicio, con la solidez cultural, intelectual, para no embarcarse en ocurrencias ni aceptarlas, pues, si revisamos la historia reciente del sistema, ha habido excepcionales secretarios, como Vasconcelos y Narciso Bassols, que no tenían una experiencia educativa importante”. Por lo pronto, dio al nuevo gobierno el beneficio de la duda en el tema educativo.