Escuelas del siglo XXI y el currículo por competencias

El economista
11 Marzo, 2009 - 18:28
Eduardo Andere

Las reformas curriculares alrededor del mundo son como menús de restaurantes, cambian según la moda.

En las famosas escuelas del siglo XXI uno escucha términos y expresiones que tienen que ver con el aprendizaje, las competencias, los perfiles, el conocimiento, la profesionalización de los maestros, las TIC, las evaluaciones, la rendición de cuentas, las pruebas estandarizadas y las estrategias de enseñanza-aprendizaje. Nada es realmente nuevo bajo el sol. Después de 40 años o más aterrizan en México las ideas encapsuladas en dichas expresiones pero que en realidad descansan sobre los hombros de pensadores de la educación como Tyler, Skinner, Bloom, Carroll, Glaser, Scriven, Hasén y muchos otros. El enfoque primero fue la enseñanza, de allí pasamos al aprendizaje, de allí al aprender para ser; al aprender para ser bueno; al aprender para ser eficiente; al aprender para ser creativo con todas las convivencias y compasiones que uno quiera.

Las reformas curriculares alrededor del mundo son como menús de restaurantes, cambian según la moda. Y hoy la moda, un poco desfasada por cierto, es el currículo por competencias donde el énfasis se pone no tanto en lo que se sabe sino en lo que se sabe hacer con lo que se sabe.

Debemos masticar con cuidado el nuevo enfoque para no atragantarnos. Cambiar el currículo, una vez más, no nos entregará los tan esperados impulsos de aprendizaje. El currículo es sólo una expresión escrita de la interacción humana que ocurre en las escuelas, o en las comunidades profesionales de aprendizaje como nos referimos hoy a las palestras de hace 2000 años devenidas en escuelas.

Las autoridades educativas fascinadas con una moda internacional, ahora cuestionada, tratan de virar la inercia de una enorme embarcación llamada sistema educativo mexicano. El currículo por competencias puede enviar mensajes equivocados a los maestros y educandos. Los nuevos currículos mexicanos exigirán a los maestros y educandos construir sus conocimientos y enfrentar un nuevo desafío en la arena escolar. Un currículo por competencias se concentra en habilidades no cognitivas (emociones y actitudes), meta-cognitivas (evaluación reflexiva) y ejecutivas (capacidades de decisión e independencia) para las que se requiere un entrenamiento psicopedagógico y neurocientífico que no ha sido el tenor de la formación magisterial.

Las escuelas más modernas del mundo batallan en esta fuerte oleada que nos llega con un retraso de varias décadas. Acudimos a la tienda de modas de la educación con la arrogancia de un inocente turista. Atraídos por una costumbre en boga imponemos desde el centro currículos cuestionados para “saber hacer con lo que uno sabe”. La distinción entre un currículo por contenidos y secuencial y otro por competencias no es trivial. Mientras este último no confunda la competencia con “subterfugios” de enseñanza, nada hay en la competencia que dañe en sí al conocimiento.

Pero si la fina barrera que divide un camino del otro se llena de estrategias, destrezas y efugios que suplantan al conocimiento profundo de las cosas, entonces podríamos entrar en un camino hacia el oscurantismo escolar. No hay hacer sin saber; ni saber sin esforzar.

eduardoandere.org

El texto original fue tomado de aquí.

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