El adolescente en el ámbito educativo

Crónicas, revista mensual del IPEFH
Cinthia Solares Salazar
Fecha 2009-04-01


La adolescencia es una etapa llena de angustias y satisfacciones, dilemas, cambios físicos, psicológicos, familiares y sociales, su solo nombre implica sufrimiento, sin embargo, las experiencias que se viven hacen la vida parecer un caleidoscopio (Chagoya,1980).

La esfera mental del adolescente está envuelta de ambivalencia, angustia y satisfacción, quizá la mayor satisfacción intrapsíquica del adolescente sea su nueva forma de pensar abstracta, es decir, puede razonar deductiva e inductivamente, lo cual le proporciona nuevas técnicas adaptativas y defensivas, puede enfrentar los problemas por medio de ejercicios mentales, sin embargo, el principal obstáculo que se le opone es la angustia.

En el adolescente persisten fuertes necesidades de dependencia, pero al mismo tiempo se da cuenta de que sus padres, a quien mucho tiempo percibió como figuras omnipotentes y perfectas, son individuos con defectos, lo cual lo lleva a percibirse dentro de un fracaso existencial, y a comenzar a percibir la vida diaria con sentido de la realidad. Ante estos factores angustiantes, el adolescente puede reaccionar con idealismo y optimismo, ignorando todos los obstáculos, o con pesimismo aplastante que le produce depresión, o con ambas actitudes.

Estas actitudes contradictorias de buscar la independencia y al mismo tiempo la protección, lo llenan de ira, rabia y resentimiento. En la adolescencia hay una homeostasis psicosomática, pues se regulan las pautas de autoestimación y se estabiliza la identidad del yo, asimismo se rompe con los lazos infantiles (figuras materna y paterna), pero también hay una regresión donde reaparecen las necesidades infantiles de dependencia y deseo de fusión con los padres, es por eso que el adolescente busca una identidad a través del lenguaje y la acción, y expresa sus dudas respecto a dicha identidad en forma de actos o preocupación muy concreta; asume papeles como un actor, y experimenta con estilos de ser, hace un esfuerzo activo para ligarse con la realidad. En el grupo encuentra lo que ha perdido al abandonar a los padres idealizados: estimulación, sensación de pertenecer, lealtad, devoción, simpatía y resonancia, además el grupo permite al joven ensayar diversos papeles sin exigirle que se comprometa de manera permanente, alivia sentimientos de culpa individual que el joven experimenta al emanciparse de las prohibiciones, las lealtades y las dependencias infantiles.

Chagoya (1980) afirma que la ambivalencia que cubre todas las áreas de la vida del adolescente hace que éste fluctúe entre amor y odio extremos, actividad y pasividad, fascinación y desinterés, el negativismo, “posicionismo” y la indiferencia son sentimientos que invaden su personalidad.

Respecto al aspecto intelectual o cognoscitivo de la etapa de la adolescencia, Piaget establece que la ésta es la edad en la que el individuo se integra dentro de la sociedad de los adultos, ya no se siente por debajo del nivel de sus mayores, incluso muy frecuentemente se siente por encima de ellos debido al resurgimiento del narcisismo o egocentrismo. Esta integración a la edad adulta, involucra cambios intelectuales muy profundos. Según el autor, los adolescentes logran el más alto nivel de desarrollo cognitivo cuando alcanzan la capacidad de producir pensamiento abstracto y más científico, el cual a su vez tiene implicaciones emocionales, pues el adolescente desarrolla intereses por aspectos sociales y la identidad (Papalia, 2003).

La escuela es una experiencia importante que organiza la vida de la mayoría de los adolescentes, puesto que les ofrece oportunidades para obtener información, dominar nuevas habilidades y perfeccionar las viejas, participar en actividades deportivas y artísticas, explorar la orientación profesional y establecer nuevas amistades; de la misma manera, amplían los horizontes sociales e intelec-tuales, sin embargo, algunos adolescentes no ven la escuela como una oportunidad sino como una barrera en el camino hacia la edad adulta (Papalia, 2003). De este modo surge la importancia de la motivación del adolescente durante la etapa de la educación secundaria y media superior, pues al tomar en cuenta las situaciones que envuelven el proceso de desarrollo del mismo, parecería un poco difícil, mas no imposible, generar en ellos un interés por el desenvolvimiento escolar y el aprendizaje que pueda lograrse en diversos aspectos de su esfera personal durante esta etapa de su vida.

El texto original fué tomado de aquí.

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